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“Perdonen la molestia, soy una persona con discapacidad visual, espero no molestarlos, sólo pido una moneda porque no hay fuentes de empleo para gente como yo”, dice una mujer invidente, cuando entra al vagón del Metro e inmediatamente entona una canción cristiana.

Así como ella, cientos de personas con discapacidad visual y niños se disputan la venta de productos dentro de los vagones del Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro.

Con bocinas sobre las espaldas o el pecho, se distingue a los nuevos bocineros, quienes torean a los policías para vender sus productos: discos, audífonos o para edir una moneda.

El titular del Metro, Jorge Gaviño, indicó que ningún vendedor está permitido en el Metro, aunque confirmó que ha aumentado el número de personas con discapacidad visual y niños vendiendo en los trenes.

“Los bocineros no están permitidos, ni siquiera los invidentes, ellos tienen permiso de tener sus aparatos, pero no dentro de los trenes.

“Hemos logrado sacar un gran porcentaje de bocineros, pero todavía resisten sectores como invidentes, luego trataron de meternos niños, pero ya los estamos sacando”, dijo.

En la estación Pantitlán, cuando las actividades del Metro concluyen, varios pequeños, de entre 6 y 10 años, se reúnen a la espera de que un hombre, de apariencia alcohólica, llegue por ellos, les arrebata el dinero que le muestran y después los jalonea para sacarlos de las instalaciones.

Cerca de las 10:00 de la mañana, cuando el tráfico de personas disminuye en el Metro, estos pequeños llegan, entre risas, se quitan los zapatos y se los dan a una mujer, se acomodan su ropa en mal estado, cambian su estado de ánimo, toman un paquete de papelitos e inmediatamente cada uno entra a un vagón, esperan a que las puertas se cierren y sin decir palabra reparten entre los usuarios los papelitos.

“No soy de aquí, no hablo español, regálame unas monedas”, dice el papel, impreso en hojas blancas o de color y realizado a computadora. Algunos de los usuarios toman el papel, otros les dicen que no, pero la mayoría los ignoran; sin embargo, los pequeños dejan el papel donde pueden, en el regazo, en sus bolsas o mochilas o en el asiento a su lado.

Grupos de niños e invidentes se ven en cada línea del Metro y aunque las autoridades aseguren que los están retirando, estos dos sectores siguen en aumento.

“Cada vez hay más cieguitos y niños, pero no nos han dicho qué hacer con ellos y si los detenemos, nos denuncian porque los estamos discriminando, entonces hasta que den una orden de qué debemos hacer, los dejaremos pasar, aunque ni piden permiso”, dijo a EL UNIVERSAL un policía bancario.

Si bien el ruido es una molestia para todas las personas y fue el principal factor para retirar a los vagoneros, los usuarios consideran que es una buena fuente de trabajo para las personas con alguna discapacidad.

“Pobrecitos, cómo los quieren quitar de vender, si no les dan trabajo, que quiten a los que sí pueden trabajar”, dijo María Hernández, usuaria de la línea 5.

“La idea es sacar a todos los bocineros y vagoneros de la red, es lo que estamos haciendo afuera y dentro de todas las estaciones”, recalcó el titular del SCT Metro.

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