La negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte no ha carecido de escollos desde que inició el 16 de agosto de 2017. El más reciente ha sido la decisión de la Administración Trump de imponer aranceles de 25% a las importaciones de Canadá y México de ciertos tipos de acero y de 10% a las de aluminio por consideraciones de “seguridad nacional” bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962.

Aunque ambos socios estuvieron exentos de dichos aranceles al anunciar la medida el 23 de marzo, ello sólo buscaba ser una forma de presión a fin de obtener las concesiones que EU exige para concluir la renegociación del TLCAN. Ante la imposibilidad de lograr un acuerdo definitivo, la administración Trump decidió incluir en la decisión a sus socios a partir del 1 de junio 2018.

Trump ha sido congruente y predecible en su política comercial nacionalista, aislacionista y proteccionista. En la medida en que cumple sus promesas de campaña se encienden focos rojos no sólo para la negociación del TLCAN sino para el comercio internacional. ¿Por qué?

Esta medida ha complicado las negociaciones del acuerdo. Aunque la aplicación de aranceles va por una vía paralela, no ayuda al buen ambiente de una negociación el enfrentar este tipo de medidas que lo que buscan es presionar a México y a Canadá a realizar concesiones sin que sean vistas como resultado de amenazas en vez de balances propios de la negociación. EU no se ha movido de sus propuestas “intransitables” en protección a la inversión, permanencia del acuerdo o remedios de defensa comercial, entre otros y ha impedido avances.

Asimismo, la investigación iniciada el 23 de mayo pasado bajo la Sección 232 relativa a las importaciones de autos, camionetas, camiones ligeros y pesados así como autopartes aduciendo razones de seguridad nacional parecería ser una forma de presionar a Canadá y México para acceder a sus demandas en reglas de origen que buscan privilegiar la producción e inversión en EU.

La amenaza de un eventual arancel de 25% a importaciones de autos de cualquier parte de mundo tendría como objetivo hacer ver a sus socios en el TLCAN que están equivocados si consideran que aún sin acuerdo podrían acceder al mercado de EU pues aunque el arancel consolidado en OMC para autos es de sólo 2.5% se enfrentarían a uno de 25%.

Aunque la investigación del sector automotor podría llegar a implementarse en un año —9 meses de investigación y 3 más para que el Ejecutivo decida cómo aplica la recomendación del secretario— lo que estamos viendo en el sector siderúrgico podría ser la antesala. Ello sería un muy duro golpe a las exportaciones mexicanas que en 2017 rondaron los 110 mil millones de dólares (mdd), es decir, casi 30% de las ventas totales a EU.

Estamos viendo el inicio de una escalada comercial que puede tener efectos perjudiciales para la economía de los involucrados y la global. Los países afectados reaccionan ya sea con medidas espejo o aplicando aranceles. La Unión Europea ha indicado que podría imponer aranceles a 3 mil 300 mdd de exportaciones de EU, Canadá impondrá sanciones por 12 mil mdd y México podría aplicar aranceles equivalentes al valor de sus exportaciones afectadas que rondan los 3 mil mdd. A partir de un falso argumento de seguridad nacional es imposible no reaccionar de igual forma aun cuando una guerra comercial no conviene a nadie.

Esta administración demuestra que está dispuesta a reescribir las reglas del comercio internacional, aun recurriendo a excusas como “defender la seguridad nacional” para imponer una visión proteccionista, unilateral y aislacionalista con la que el presidente llegó al poder y con la cual pretende mantener la mayoría republicana en el Congreso en noviembre y reelegirse en 2020. Ello abriría la puerta a que otros países usen el argumento para cuidar a diversos sectores lo que desataría una ola proteccionista difícil de parar.

La inclusión de México y Canadá en la Sección 232 nos obliga a reflexionar y llama a tomar con toda seriedad las iniciativas comerciales de la administración Trump, incluida la de retirarse del TLCAN si la negociación no la considera positiva para su país.

@luzmdelamora @lmmconsultingmx

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