En la Reforma Política promulgada en 2012, se estableció por primera vez en la Constitución que cualquier ciudadano, aún sin el apoyo de algún partido político, podría postularse a cargos de elección popular. Con ello concluyó un proceso de varios años; una lucha en la que tanto organizaciones ciudadanas como legisladores comprometidos con la causa, unieron sus esfuerzos para alcanzar esta importante reforma que constituyó un parteaguas en la vida política de nuestro país y ha contribuido a ampliar las vías de participación ciudadana en los asuntos públicos. Ya en el proceso electoral de 2015, tuvieron lugar las primeras candidaturas independientes a diputados federales y locales y también a alcaldes; se dieron también los primeros casos en que ciudadanos sin partido político obtuvieron el triunfo en algunos distritos y alcaldías. Una buena noticia, creo yo, es que con la información de que disponemos, en este 2018 tendremos en la boleta electoral candidatos independientes a Presidente de la República y también, por primera vez, un gran número de ciudadanos podrán aspirar por la vía independiente formar parte del Senado de la República.

Cuándo se aprobó la legislación de la materia, yo era de los que pensaba que los partidos políticos habían encontrado la manera de hacer prácticamente imposible el que hubiera candidatos independientes a la Presidencia de la República. Tener que reunir el uno por ciento de las firmas (más de 866 mil) de apoyo de ciudadanos inscritos en el padrón electoral (parece increíble pero para solicitar el registro de un nuevo partido político se requieren solamente 250 mil ciudadanos) y, por si fuera poco, que las firmas correspondan a más de 1% del listado nominal de por lo menos 17 entidades federativas, hacían parecer la tarea prácticamente imposible. Sin embargo, cuando aún queda más de un mes para que venza el plazo legal, todo parece indicar que, muy probablemente, por lo menos tres de los candidatos podrían reunir los requisitos legales para estar en la boleta electoral y convertirse en los primeros candidatos independientes a la Presidencia de la República.

El monopolio sobre las candidaturas a cargos de elección popular que la ley otorgaba a los partidos políticos era una disposición indefendible en nuestro tiempo. Soy un convencido de que la posibilidad de que ciudadanos destacados participen de manera independiente ayuda a construir un sistema político más democrático. Las candidaturas ciudadanas deben convertirse en un acicate para oxigenar las campañas con nuevas ideas y propuestas en beneficio del elector. El mayor grado de competencia que suponen los candidatos independientes, obliga a los partidos a proponer a sus mejores candidatos.

Casi todos estamos de acuerdo de que en México, al igual que en muchos otros países, los partidos políticos tradicionales están pasando por una grave crisis de credibilidad. En el caso concreto de nuestro país, los nueve partidos políticos con registro a nivel nacional, han decidido integrar coaliciones electorales con otros partidos, sin darle mayor importancia a las ideologías que cada uno de ellos representa. Tal vez esto sea una de las cosas que explique el enorme número de electores que están otorgando su firma a los candidatos independientes.

México requiere una transformación de fondo para restaurar la confianza de la gente en las instituciones. Independientemente de que más adelante habrá de perfeccionarse la legislación que las regula, estoy convencido de que las candidaturas independientes ayudarán a cerrar la brecha que se sigue abriendo peligrosamente entre política y ciudadanía, posibilitando nuevas opciones de participación de los mexicanos en los asuntos que son de todos.


Abogado.
@jglezmorfin

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