Uno de los primeros spots difundidos por el PAN mostró a Ricardo Anaya despotricando contra el PRI. El ambicioso político frustró la candidatura panista de Margarita Zavala y le arrebató el partido al ex presidente Felipe Calderón. Hoy le exige a electores imaginarios, con rabia en la voz, la salida de “ese PRI corrupto que le ha fallado a México”.

Anaya debería medir sus palabras, porque él mismo ha estado bajo sospecha de corrupción, y el PAN del oportunista Vicente Fox y del autoritario Felipe Calderón resultó, en términos de la famosa frase de Dick Morris, “un peligro para México”. (Así califiqué la gestión de los dos presidentes panistas en 2012: La Jornada 27/IV/12).,

Comenté entonces que en el caso de Calderón, el “peligro para México” había sido generado por la inseguridad que provocó su administración y la realidad de los 100 mil muertos. Una violencia incontenible que habría de convertirse en guerra civil, y que en palabras del mismo ex presidente “estuvo a punto de ponernos de rodillas”.

(Calderón había reconocido en España que corríamos el riesgo de convertirnos en un Estado fallido, porque el narco “cobraba impuestos, imponía leyes y contaba con fuerza pública”. Como el ex presidente estaba concentrado casi exclusivamente en el tema del tráfico de drogas, era importante hacer notar que en realidad el narco había ido más allá; había creado un Estado paralelo que coexistía con las demás estructuras sociales: la política, los negocios, las finanzas y el ejercicio de las profesiones liberales. Había llegado el momento de entregar la plaza, o analizar el tema con un enfoque diferente: ¿la amnistía de López Obrador?).

Frente al riesgo Calderón optó por militarizar el país, con la mitad del Ejército en las calles. Y en cuanto a “ponernos de rodillas” un precandidato presidencial (AMLO) exige con urgencia la “necesidad de dialogar con el crimen organizado”. Ha llegado la hora de que se pronuncie el general Cienfuegos.

En mayo de 2012 estaba convencido de que en algún momento Calderón había dado un golpe militar con el consentimiento de las Fuerzas Armadas, porque “ningún país civilista con instituciones democráticas tenía desplegado en pie de guerra a la mitad del ejército en su propio territorio”. Terminamos el sexenio con una guerra civil en un país sostenido por las Fuerzas Armadas.

El sexenio de Fox había sido otra cosa. Publicó como suyas unas “memorias” escritas por un asesor texano para el mercado de EU. Explica cómo utilizó el presupuesto para hacer campaña y maniobró con consultores extranjeros para instalar en la Presidencia a Felipe Calderón. Describe delitos electorales por los que no ha sido condenado.

Fox pretendió también perpetuarse en el poder con una presidencia de la señora Marta. Pero de Marta a Margarita hay un abismo de simpatía, sencillez, cultura y años de militancia en el PAN. ¡Lástima!

Analista político

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