Sir William Thomsom, Lord Kelvin, el célebre físico y matemático inglés del siglo diecinueve, dijo que “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”; por eso tanto las ciencias exactas como las sociales traen aparejadas diversas formas de medición, una de ellas es la que cada año presenta desde 1995 el Latinobarómetro, una organización no gubernamental que durante 22 años consecutivos realiza encuestas de carácter social, político y electoral en los 18 países de habla hispana, excepto Cuba.

Corresponderá este año a la Cámara de Diputados, que me honro en copresidir, recibir los resultados del Latinobarómetro 2017, en un evento organizado el 21 de noviembre en curso, por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), cuyo informe revelará las opiniones, comportamientos, actitudes y valores de 600 millones de habitantes de América Latina, en torno a temas tales como democracia, economía, desarrollo social, elecciones y política. Cito algunas de las revelaciones que conoceremos.

—América Latina ha tenido notables avances en la autoexpresión de sus ciudadanos.

—El crecimiento económico ha tenido un efecto esperado, con la disminución de la fertilidad, la atomización de las familias y el acceso a bienes de consumo por partes significativas de la población.

—El materialismo y su impacto en los valores. Los pueblos se preocupan más de los asuntos materiales que espirituales, con las consecuencias morales que implica: se relajan los estándares éticos, aumenta la corrupción, la violencia y la delincuencia.

—La polarización económica de la población deriva en mala distribución del desarrollo y se convierte en fuentes de conflicto y de desigualdad.

—Cambio hacia gobiernos de derecha en la región, sin que se trate de un cambio de ideología; menos personas se ubican en la escala izquierda-derecha, ello produce mayores niveles de pragmatismo en las viejas ideologías, que buscan la permanencia en el poder más allá de los principios.

Uno de los aspectos que con mayor énfasis deseo compartir es la conclusión del Latinobarómetro, en el sentido de que “la ausencia de liderazgos sociales y políticos es una de las mayores carencias de la región”, porque esto pone en riesgo la viabilidad de la democracia. El estilo de los líderes controladores, acostumbrados a ordenar jerárquicamente cada día se diluyen más ante una sociedad horizontal y acéntrica.

Para los procesos electorales del año 2018 donde habrá once elecciones en 8 países, cinco de las cuales serán presidenciales, será necesario presentar a los electores un modelo nuevo de líder. Que sea inspirador, que sea flexible y adaptable, un distribuidor del poder, que sea digno de confianza, decidido y con gran capacidad de realización para abatir la desigualdad, la inseguridad y la corrupción, y además con un toque de high-tech.

Así pues, estas pinceladas de resultados del Latinobarómetro pretenden motivar el interés a la presentación que se celebrará en el Palacio Legislativo de San Lázaro de la Cámara de Diputados, la que sin duda provocará que algunos levanten las cejas y otros preparen discursos con excusas.

Lo que se puede medir, se puede mejorar.

Vicepresidente de la Cámara de Diputados

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