A un año del triunfo inobjetable del actual Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, arranca una nueva etapa en materia de seguridad, no solo a nivel federal con la creación de la Guardia Nacional; hoy la entrada de ésta a la Ciudad de México es una realidad.

Combatir el flagelo de la inseguridad se ha convertido en el reclamo más consistente de los ciudadanos a lo largo y ancho del país y sin duda la CDMX ya no es la excepción; por ello, a partir de este lunes la Guardia Nacional se incorpora al combate contra la delincuencia en la capital del país.

El reto, en voz del propio secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta, será que en tres meses se reduzca de forma considerable el índice delictivo en la capital del país.

Y es que no solamente son las cifras que estadísticamente se presentan, ya sea por parte del propio gobierno o de organizaciones dedicadas a la evaluación de estos temas, hoy el pulso que el gobierno debe considerar es el que manifiestan los propios ciudadanos, quienes perciben día a día que la inseguridad se incrementa y no les permite el aprovechamiento del espacio público como otrora se hiciera.

Ojalá y la presencia de la Guardia Nacional en las alcaldías anunciadas como: Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan y Milpa Alta, disminuya los niveles de inseguridad, que la percepción diaria de los ciudadanos sea de mayor tranquilidad en la cotidianidad que viven sus familias, y la efectividad de las acciones gubernamentales en los dos ámbitos de competencia, federal y local, logren el objetivo que finalmente es alcanzar la paz y tranquilidad que exigen las familias de este espacio del país.

Si la presencia de la Guardia Nacional es efectiva en la ciudad y consigue reducir los índices delictivos, como esperan los ciudadanos, quien se adjudique el posible triunfo es lo de menos, como lo de menos será responsabilizar a un solo servidor público por la falta de efectividad en las acciones hasta ahora implementadas.

Al final de cuentas, las instituciones son las responsables de lograr los dividendos y sus titulares de direccionarlas de forma correcta y efectiva.

Y será en primera instancia responsabilidad de cada gobernante evaluar la eficiencia de cada uno de los colaboradores que integran sus gabinetes, empezando por las cabezas; lo que es inadmisible es la ausencia de muchos de los funcionarios de primer nivel que, de forma cómoda, han dejado la carga del reclamo a quienes fueron electos de manera contundente en las urnas y asumen un rol protagónico protegiendo su propia imagen, dejando de actuar cuando las acciones gubernamentales son poco populares.

Hoy, tanto el Ejecutivo federal como el local no solo necesitan funcionarios profesionales y experimentados, requieren de servidores públicos comprometidos y leales, que en muestra de su gratitud por el encargo que les han conferido, la reciprocidad se dé asumiendo de forma directa su responsabilidad, para evitar que trasladen sus errores o ineficiencias a quien les ha conferido el encargo o peor aún, a los diferentes sectores que conforman la sociedad en la ciudad.

Diputado federalA un año del triunfo inobjetable del actual Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, arranca una nueva etapa en materia de seguridad, no solo a nivel federal con la creación de la Guardia Nacional; hoy la entrada de ésta a la Ciudad de México es una realidad.

Combatir el flagelo de la inseguridad se ha convertido en el reclamo más consistente de los ciudadanos a lo largo y ancho del país y sin duda la CDMX ya no es la excepción; por ello, a partir de este lunes la Guardia Nacional se incorpora al combate contra la delincuencia en la capital del país.

El reto, en voz del propio secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta, será que en tres meses se reduzca de forma considerable el índice delictivo en la capital del país.

Y es que no solamente son las cifras que estadísticamente se presentan, ya sea por parte del propio gobierno o de organizaciones dedicadas a la evaluación de estos temas, hoy el pulso que el gobierno debe considerar es el que manifiestan los propios ciudadanos, quienes perciben día a día que la inseguridad se incrementa y no les permite el aprovechamiento del espacio público como otrora se hiciera.

Ojalá y la presencia de la Guardia Nacional en las alcaldías anunciadas como: Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan y Milpa Alta, disminuya los niveles de inseguridad, que la percepción diaria de los ciudadanos sea de mayor tranquilidad en la cotidianidad que viven sus familias, y la efectividad de las acciones gubernamentales en los dos ámbitos de competencia, federal y local, logren el objetivo que finalmente es alcanzar la paz y tranquilidad que exigen las familias de este espacio del país.

Si la presencia de la Guardia Nacional es efectiva en la ciudad y consigue reducir los índices delictivos, como esperan los ciudadanos, quien se adjudique el posible triunfo es lo de menos, como lo de menos será responsabilizar a un solo servidor público por la falta de efectividad en las acciones hasta ahora implementadas.

Al final de cuentas, las instituciones son las responsables de lograr los dividendos y sus titulares de direccionarlas de forma correcta y efectiva.

Y será en primera instancia responsabilidad de cada gobernante evaluar la eficiencia de cada uno de los colaboradores que integran sus gabinetes, empezando por las cabezas; lo que es inadmisible es la ausencia de muchos de los funcionarios de primer nivel que, de forma cómoda, han dejado la carga del reclamo a quienes fueron electos de manera contundente en las urnas y asumen un rol protagónico protegiendo su propia imagen, dejando de actuar cuando las acciones gubernamentales son poco populares.

Hoy, tanto el Ejecutivo federal como el local no solo necesitan funcionarios profesionales y experimentados, requieren de servidores públicos comprometidos y leales, que en muestra de su gratitud por el encargo que les han conferido, la reciprocidad se dé asumiendo de forma directa su responsabilidad, para evitar que trasladen sus errores o ineficiencias a quien les ha conferido el encargo o peor aún, a los diferentes sectores que conforman la sociedad en la ciudad.

Diputado federal

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