“Los periodistas tendemos a enfocarnos en las malas noticias, damos cobertura a aviones que se estrellan, no a los que despegan, pero el contexto del progreso global podría ser el suceso más importante de nuestros tiempos”, dice Nicholas Kristof.

Por ello, los invito a afrontar este año con una actitud positiva, sustentada en buenas noticias. Rompamos esa prisión mental en donde nos acostumbran redes, medios y análisis a que solamente se exponga la parte oscura del futuro del mundo y del país.

Hay que darnos siempre la oportunidad del equilibrio; de ver el otro lado de la balanza para otorgarnos una bocanada fuerte de esperanza.

Vamos a poner como ejemplo el análisis de Kristof, que resumo a continuación. Este editorialista del New York Times, afirma que el año 2017 fue el mejor año en la historia de la humanidad.

¿Por qué lo dice? Porque ese es el año en el que menos niños sufrieron hambre, pobreza o analfabetismo en la historia. Se redujo la mortandad infantil y muchas enfermedades. De 1990 a la fecha, 100 millones de niños han salvado su vida por vacunación, tratamientos de diarrea y promoción de lactancia.

Max Roser, dirigente de ourworldindata.org (métanse, vale la pena) dice que 217 mil personas salen de la pobreza extrema; 325 mil consiguen electricidad y otras 300 mil adquieren agua potable, cada día.

Al ver el desarrollo de la tecnología, nos damos cuenta que problemas gravísimos están próximos a ser resueltos de manera masiva en los próximos 15 años.

Steven Pinker, que publicará su libro Enlightenment Now, mide varios parámetros como la salud, las guerras, el medio ambiente, la felicidad y se muestra muy optimista. Dice que los intelectuales odian el progreso y detestan las buenas noticias.

Señala que el presidente Trump ganó las elecciones diciendo “Hagamos América grande de nuevo”; pero en los años de 1950 había segregación racial, epidemia de polio, prohibición de matrimonios interraciales, homosexuales o control natal; la mayoría del mundo vivía bajo dictaduras; dos de cada tres madres y padres padecían la muerte de un hijo antes de los 5 años; no había acceso a la universidad para la mayoría de los habitantes que querían hacerlo, entre un sin número de carencias que tenía la América de entonces.

Pero, ¿y México? Veamos: el siglo XX nació con una dictadura. Porfirio Diaz llegó al poder en 1876 y lo manejaba todo.

Actualmente, contamos con poderes Ejecutivo y Legislativo, estatales y federal, electos.

Geográficamente se ha descentralizado la economía. En 1970, el Distrito Federal producía tres de cada cuatro partes del producto nacional. Hoy, la CDMX contribuye con una de cuatro partes.

Gracias a la política demográfica, somos 125 millones en vez de 160. A principios del siglo pasado éramos un país 85 por ciento rural, hoy 80 por ciento urbano. Tenemos 55 ciudades con más de 300 mil habitantes.

La población analfabeta a principios de los años 1900 era de nueve de cada diez habitantes, hoy menos del 10 por ciento lo son.

Si hacemos las cosas bien y aprovechamos el impulso mundial, los mexicanos que vienen, tendrán una vida de calidad y un país que los enorgullecerá.

Presidente ejecutivo de Fundación
Azteca. @EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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