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Integrantes de al menos 100 clubes de galleros de Veracruz se manifestaron ante el Congreso del Estado para protestar contra la prohibición de las peleas de gallos y para exigir que sea aprobada una reforma que permita nuevamente dichos encuentros.

El presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Aves de Combate y de la Comisión Mexicana de Promoción Gallística, Efraín Rábago Echegoyen, pidió a los diputados locales reformar el segundo párrafo del Artículo 2 de la Ley de Protección a los Animales, que contempla eliminar la prohibición de las pelas de gallo en la entidad.

El pasado 6 de diciembre, el Grupo Legislativo del PAN presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Protección a los Animales que deja excluidos de su aplicación los espectáculos de tauromaquia, peleas de gallos, faenas camperas y las carreras de caballos, así como actividades relacionadas con el deporte de la charrería, jaripeos, granjas cinegéticas, Unidades de Manejo Ambiental y demás actividades permitidas por la normatividad.

Marisol Chapa, una de las criadoras de gallos de pelea, explicó que a diferencia de otras, el encuentro entre gallos es una actividad regulada en la que se paga impuestos, además de que hay “500 mil familias que viven de este espectáculo” que se realiza principalmente en palenques. Recordó que Veracruz es uno de los principales estados donde se lleva a cabo está práctica, pues tiene la mayor cantidad de productores y promotores en todo el país.

“Venimos a pedirles ayuda a las autoridades para que la gallística se encuentre en el marco de la ley, por eso venimos desde Pánuco”, expresó.

Los inconformes recordaron que alrededor de las peleas de gallos hay toda una industria que va desde laboratorios, fábricas de alimento y de armas (navajas), pastores, corredores, jueces, empresarios, valet parking, personal de limpieza y vendedores.

Dijeron que los galleros perciben entre 5 mil y 10 mil pesos mensuales por la crianza de estas aves.

Marisol Chapa dijo que aunque los gallos mueren en algunas batallas, su expectativa de vida es de dos años y tienen una buena calidad de vidas mientras son cuidados por sus dueños.

Justificó que es parte de su naturaleza ser violentos, pues incluso dijo que esto es observable en estudios realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Es su naturaleza. Nosotros no los obligamos a pelear, y no hay ninguna crueldad, por eso se les aisla después de seis meses de nacidos, porque se matan entre ellos”, aseguró.

Alertó que si los diputados no reculan en su decisión, lo único que van a provocar es que esta actividad caiga en la clandestinidad, pues “de ninguna manera se acabará”.

Maltrato animal. En 2013, el entonces diputado local de Movimiento Ciudadano Cuauhtémoc Pola Estrada presentó en el Congreso local una iniciativa para frenar el maltrato a los animales en Veracruz, pero no prosperó.

En aquella ocasión, Pola Estrada dijo que en nombre de los santos y de las vírgenes se comete el maltrato animal, como en Tlacotalpan donde se realiza el llamado embalse de toros, que consiste en cruzar el caudaloso rí­o Papaloapan a seis toros de raza cebú, los cuales son amarrados a un lado de una piragua (lancha pequeña) dentro del agua, únicamente con la cabeza de fuera. Previamente a cada toro en la otra orilla del rí­o le han metido al hocico el contenido de una botella de aguardiente (licor puro de caña).

Mencionó también las peleas de gallos en Las Vigas, así como las carreras de gatos en Alto Lucero.

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