Unos niños brincan emocionados junto a sus padres que resguardan las maletas, una joven sentada mira su tableta y sonríe, un par de mujeres adultas dialoga con semblante impaciente, un hombre vestido de traje se acerca a prisa a la sala, se le hace tarde.

“Pasajeros con destino a la Ciudad de… Veracruz, Puebla, Villahermosa y Mérida”, la voz femenina inunda los pasillos de la central TAPO. Poco a poco los viajeros se acercan a la zona de abordaje, muestran su boleto, permiten que les revisen su equipaje, atraviesan el detector de metales y abordan cada uno de los autobuses que aguardan en los pasillos. En fin de año, la “postal” de viajeros se incrementa y se repite en cada una de las terminales y centrales de autobuses al interior del país.

Por vacaciones, para viaje de negocios, por alguna emergencia, para trasladarse a estudiar a otras localidades, las situaciones para abordar un autobús son múltiples; pero detrás de ello hay miles de personas laborando las 24 horas del día, los siete días de la semana de todo el año.

Conductores, mecánicos, instructores, personal de seguridad, supervisores de equipaje, mercadólogos, capacitadores, administrativos, entre otros, conforman una industria que genera alrededor de 300 mil empleos directos y más de un millón de empleos indirectos en el país.

“Las carreteras son las venas de México y los conductores, junto con sus autobuses, son la sangre que fluye en su interior”, dice el lema de Grupo ADO, que este mes celebra 77 años de existencia.

A lo largo de casi un siglo de historia, llegar a cada destino ha sido motivo de celebración para las líneas de autotransporte. “Conectar con Puebla, alcanzar el puerto de Veracruz, hubo incluso que cruzar en panga en algunas regiones del sureste”, recuerdan sus directivos.

“Se moviliza casi a la mitad del planeta”

Felice Minutti López Velarde, gerente general de la Cámara Nacional del Autotransporte de Pasaje y Turismo (Canapat), revela cifras casi increíbles: anualmente moviliza en México a 3 mil 500 millones de viajes-persona, “eso significa casi la mitad de la población del mundo”, es decir, un promedio de más de 9 millones de viajes-persona al día.

“Tenemos pasajeros que utilizan muchas veces el servicio, incluso diariamente. De la movilidad que se da en México, 97% se da en autobuses, la industria aérea ha crecido, pero el autotransporte terrestre te permite llegar a prácticamente cualquier rincón de México”, indica en entrevista con EL UNIVERSAL el líder de la Canapat.

El líder empresarial refiere que este sector representa alrededor de 3% del Producto Interno Bruto (PIB). “Tan sólo en la Canapat tenemos 600 afiliados entre empresas y personas físicas, hay algunos corporativos que engloban varias empresas como Flecha Amarilla, Estrella Blanca o ADO”.

En la Canapat están agremiadas alrededor de 90% de las empresas que prestan servicio de pasajeros en el país y aproximadamente 50% de los prestadores de servicio de turismo, con una flota de 55 mil autobuses que conectan desde Mérida hasta Tijuana, desde Puerto Vallarta, hasta Veracruz, a todo el país.

Hay desafíos a los que se enfrenta el sector, con dos temas principales que ocupan en especial: el servicio irregular de transporte y la inseguridad. “El tema de la inseguridad no es sólo para el autotransporte; sin embargo, tenemos focos específicos de atención en Michoacán, Guerrero, Chiapas, Oaxaca, una parte de Veracruz y Tamaulipas, así como los accesos a la capital del país; es por las situaciones que se han dado últimamente en estos estados, pero no es privativo de nuestra industria solamente”, dice. Añade que en el caso del servicio irregular, hay reuniones con las autoridades federales para exhortar a que haya mayores controles de revisión, “puesto que la finalidad es que cada pasajero se suba a un autobús que le garantice seguridad y satisfacción por su viaje”.

“Era toda una odisea, hasta nos llamaron ‘escuadrón suicida’”

Directivos de Grupo ADO refieren que la comodidad y satisfacción del pasajero son la prioridad, y hoy los viajeros pueden ver una película, escuchar música, conectarse a internet, reclinar el asiento, recibir un lunch, tener servicio de sanitario a bordo, además de diverso equipamiento de los vehículos que hacen más placentero y seguro el traslado. Para eso hubo un proceso de evolución entre tecnología e infraestructura. El desarrollo de esta industria se dio a la par del crecimiento de la red carretera del país. Por su importancia fue derivando en la creación de terminales más grandes, con más servicios, mientras que antes eran pequeñas casetas para expendio de boletos.

“Los primeros años de la industria del transporte eran una ‘odisea’. Los conductores tenían que hacerla de guardaequipaje, de guía de turistas, de mecánicos. Antes si un autobús sufría alguna avería, el conductor trataba de repararla e incluso los pasajeros se bajaban a ayudar, la llegada de un mecánico podía demorar horas”, recuerda un trabajador, personal de Autobuses Unidos (AU) —antes Autobuses Unidos Flecha Roja—, una de las primeras empresas de autotransporte en México, que en 1926 conectó a la Ciudad de México con Puebla y después a Veracruz.

La necesidad de conexión entre las diferentes plazas de México hizo necesarias las alianzas entre las líneas para llegar a más destinos y con ello se crearon terminales locales y centrales de autobuses que hoy cuentan con todo un equipo de trabajo para facilitar la actividad.

De acuerdo con la Canapat, en el país cuentan con alrededor de 600 terminales individuales y 200 centrales. “Tenemos muchos polos de gran movilidad, Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Por ejemplo, la capital del país registra alrededor de 30% de todos los movimientos que se hacen en México”, detalla Felice Minutti López Velarde.

“Hay otras ciudades muy importantes para el sector como Puebla, León, Cancún, Veracruz, Ciudad Juárez y Tijuana, las cuales tienen infraestructuras muy importantes y estratégicas; en todas las ciudades de más de 150 mil habitantes la movilidad es fundamental. Hoy hay terminales con mejor infraestructura, con tecnología, pensando en el medio ambiente, y se han adaptado a personas con discapacidad”, agrega orgulloso.

AU hoy tiene viajes a Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Campeche, y así cada línea permite que actualmente se pueda llegar a cada rincón del país, detalla su personal.

Para las zonas Bajío y Occidente están líneas como Primera Plus —Flecha Amarilla—, que en 1932 salió de León hacia Irapuato, Guanajuato, con lo que inicia esa ruta de transporte. Ya para 1942 partió con la ruta León–Querétaro y hoy cubre esa región del país con destinos también en Aguascalientes, Jalisco, Michoacán, Colima, entre otros.

Cómo eran las condiciones de traslado, que en 1957, un gran acontecimiento en ADO fue iniciar la ruta Ciudad de México-Villahermosa, con autobuses para 28 pasajeros, cuya flota era conocida como el ‘escuadrón suicida’, debido a que debían pasar por caminos de terracería, lodo y diversos obstáculos para llegar al destino. En 1960, derivado de una alianzas de transportistas, se logró la primera corrida directa México-Mérida. Un gran evento para la sociedad yucateca.

“Un autobús es como la novia”

Sergio Ortiz tiene 45 años de experiencia en reparación de autobuses, ha laborado en las principales empresas de transporte de pasajeros del país, sus compañeros le conocen como La Muñeca. Comenta que ha observado toda una evolución. “Un autobús es como una persona, en ocasiones tiene la energía al tope y opera con intensidad, pero de repente enferma y hay que llevarlo al hospital; es como tu novia, la consientes, la procuras, tienes un gran vínculo, pero en ocasiones hay que ir a chequeo, así pasa”, refiere entre risas. Es observar toda una transformación de los autobuses, no solamente en los detalles físicos visibles, sino en el interior. El confort, el equipamiento, los sistemas, todos se han modificado.

“Recuerdo hace 40 años cuando un autobús se ‘quedaba tirado’, el operador tenía que hacerle a trabajos de mecánica, hacer alguna ‘talacha’, los mismos pasajeros estaban conscientes de ello y apoyaban”, dice. Actualmente hay capacitación, sistemas GPS, celulares, internet, prácticamente hay contacto con las unidades de forma permanente, por lo que ante algún imprevisto, cada unidad tiene la oportunidad de recibir apoyo sin tener que aguardar horas.

“Las complicaciones han cambiado, por ejemplo, en 1973 se inauguró en la Ciudad de México la llamada Central del Norte; en 1979, en la zona Oriente ponen en operación la terminal TAPO, y en esa época eran sitios en donde el acceso era fluido. Hoy en día la salida o arribo a estas terminales se complica”, refiere un conductor. La satisfacción de este medio de transporte es que el pasajero llegue contento a su destino, “pese a la lluvia, el calor intenso, la neblina, para nosotros es motivo de orgullo ver que después del trayecto, dos personas se abracen, familias se reencuentren, lleguen felices a vacacionar, ser ese enlace que acorta distancias”, explica el conductor que sube al autobús y comienza un nuevo viaje.

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