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Grace y María Paula tienen dos cosas en común. Ambas padecen epilepsia y las dos utilizan un medicamento a base de cannabidiol, extracto de la marihuana producido en Estados Unidos con fines médicos.

Las madres de las dos niñas se encuentran satisfechas con los resultados. La pequeña Grace inició el tratamiento en octubre de 2015, y María Paula, en marzo de este año.

A siete meses de que la niña de ocho años, Grace Elizalde Benavides, de Nuevo León, comenzó a utilizar el cannabidiol, ha mostrado una gran mejoría al disminuir 80% las crisis convulsivas que la aquejaban.

Los padres de María Paula Acevedo, de Yucatán, quien utiliza el medicamento desde marzo pasado, también reportan una mejoría en su hija.

Mayela del Socorro Benavides, madre de Grace, comenta que los ataques de epilepsia, que antes de iniciar el tratamiento le daban casi cada hora, en la actualidad pueden presentarse cada tres horas sin que sufra una crisis; asegura que éstas son también menos intensas y de menor duración.

La niña, quien padece el síndrome de Lennox-Gastaut y que se manifiesta con ataques convulsivos  y deterioro mental, ha mejorado sensiblemente su calidad de vida, pues  se muestra más atenta, más alerta e interactúa mejor con su hermana menor, Valentina, platica la madre.

Otros signos de mejoría con el uso del cannabidiol son que ya no babea, pasa más tiempo sentada y sonríe, cuando anteriormente era muy raro que lo hiciera. Si su madre le pide que le dé sus brazos, lo hace con gusto.

La buena respuesta que ha tenido la pequeña Grace al tratamiento ha permitido a sus padres ajustar la dosis, pues iniciaron con .25 mililitros y ahora le suministran vía oral .5 mililitros, y están usando actualmente el tercer frasco del producto importado de Estados Unidos.

Mayela Benavides y su esposo, Raúl Elizalde, están muy contentos por el progreso que en tan poco tiempo ha mostrado Grace en el tratamiento del síndrome de Lennox-Gastaut.

Mayela dijo tener información de que, a raíz de que un juez de Distrito les concedió un amparo y ordenó a las autoridades federales que les permitieran importar el aceite extraído de la cannabis sativa, pero sin sus propiedades adictivas y sicoactivas, por lo menos entre 10 y 15  familias con las que han tenido comunicación  han podido importar el producto para sus hijos.

Además, al menos 200 familias han señalado que requieren este medicamento para sus hijos.

Arma figuras. Después de 60 días, tomando dosis de cannabidiol, María Paula Acevedo Cardós, de seis años de edad —diagnosticada con epilepsia refractaria—, muestra importante mejoría: ya no convulsiona y realiza actividades en las que intenta armar figuras, además de que maneja con menos dificultad sus manos.

Sus padres, Juan Acevedo y Alejandra Cardós, dicen que están muy firmes en su propósito de continuar aplicándole este medicamento que “ayuda a nuestra hija para elevar su nivel y calidad de vida”.

La niña realiza actividades en un centro llamado Musicalía en Mérida, donde —relatan sus padres— maestras especializadas trabajan con niños con problemas motrices.

Alejandra Cardós comenta que su pequeña avanzó bastante en el área cognitiva y motriz. Es mucho más despierta y atenta cuando le hablan y su mirada se fija en cosas y detalles, situación que antes no ocurría.

Los padres de la  niña aclaran que las dosis del cannabidiol son reguladas y vigiladas por sus médicos y relataron que buscar la calidad de vida para María Paula no ha sido fácil, “pero parece que todo va saliendo bien, tenemos fe y esperanza”. La familia continuará con el tratamiento, que obtienen a través una fundación que atiende este tipo de casos de epilepsia.

Otras cuatro familias de Yucatán, con hijos con problemas similares de epilepsia refractaria, están en trámites para obtener los permisos para conseguir ese medicamento.

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