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A pesar de que más de 600 elementos de seguridad pública de diferentes corporaciones policiacas cuidan la cabecera municipal, en el ayuntamiento hay miedo, sicosis, aseguró el presidente municipal Adolfo Torales Catalán (PRI) en relación con los sucesos del fin de semana pasado, cuando 17 personas fueron levantadas al dirigirse a una boda.

Ayer por la noche, habitantes del municipio hallaron restos de una persona en un camino a San Miguelito, a unos metros de donde se registró el secuestro masivo el pasado sábado.

Agentes del Ministerio Público acudieron al lugar para el levantamiento del cuerpo, que corresponde a Eutimio Tinoco, uno de los 17 desaparecidos, identificado por sus familiares.

Por la tarde, ante la versión de que se desató una balacera en una comunidad cercana cerraron más de 60% de los comercios en el municipio, donde habitan alrededor de 36 mil personas.

El pánico se apoderó de los habitantes al grado de que los obligó a encerrarse temprano en sus casas por temor a ser atacados; anoche, las calles de uno de los municipios más importantes de la región se encontraban vacías por el miedo.

Horas antes, unas 300 personas, la mayoría familiares de los 17 desaparecidos (aunque se habla de hasta 25, pues aseguran que por temor ocho familias no han presentado denuncia), marcharon por las calles principales con pancartas y consignas en demanda de paz y de que se encuentre a sus seres queridos.

No quieren otro “ayotzinapazo”. Roberto Arzate, familiar de uno los desaparecidos, envió el mensaje al gobierno federal de que no quieren otro ayotzinapazo y aseguró que elementos de la Policía Federal franquearon el paso al comando armado para que se llevara a sus parientes.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el alcalde Adolfo Torales reveló que más de 600 elementos de la Gendarmería, el Ejército, policías estatales y ministeriales realizan la búsqueda de los levantados.

Torales Catalán manifestó que desde que ocurrió el incidente ha estado en comunicación con las familias de los secuestrados, quienes —dijo— son campesinos y comerciantes; es decir, “gente trabajadora que no tiene relación alguna con el crimen organizado”, explicó.

Detalló que los desaparecidos son hombres adultos, pues mujeres y niños fueron dejados en libertad.

Sobre la boda a la que se presume se dirigían, explicó que no se sabe quién se casaba, “no sacaron ningún permiso ante la autoridad municipal y desconocemos quién realizó esa fiesta… era una boda religiosa”.

Refirió que a decir de las víctimas, los presuntos delincuentes manifestaron que pertenecían a un grupo nuevo que iba a entrar al municipio, pero no mencionaron nombre alguno. “Conozco a todos los que se llevaron, son amigos. Uno de los muchachos era hermano de una compañera mía de la primaria. Todos son de la colonia Progreso”, apuntó el edil.

En Chilpancingo, el fiscal Xavier Olea aseguró que ya hay indicios sobre los presuntos responsables; sin embargo, dijo que no revelaría los detalles para no entorpecer las investigaciones.

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