El volcán Popocatépetl ha tenido al menos siete erupciones plinianas en los últimos 25 mil años, las cuales tienen potencial para alcanzar la estratosfera, zona superior a la troposfera, donde los vientos corren de forma regular y global, explicó Claus Siebe Grabach, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Indicó que "tras muchas décadas en reposo, despertó el 21 de diciembre de 2004, aunque lo experimentado a la fecha dista de lo que es capaz, pues sólo hemos visto emisiones de ceniza".

En el Auditorio Ricardo Monges López, el especialista explicó que la altitud del límite entre ambas capas varía según la ubicación geográfica de cada volcán, y que la altura de la columna de estos estallidos, integrada por gases, piedra pómez (pumita) y polvo de roca, puede ser de hasta 40 kilómetros.

"Este pilar sube a la atmósfera circundante hasta que su densidad se iguala y de ahí se desplaza horizontalmente en dirección del soplo eólico", continuó Siebe Grabach.

Así, la ceniza dispersada viaja grandes distancias y con frecuencia llega a poblados en los que no es visible el coloso.

El material, al depositarse y ser removido por la lluvia, puede formar corrientes de lodo causantes de grandes problemas meses después e incluso años, expuso el investigador.

Estas columnas suelen colapsar por la gravedad y formar flujos piroclásticos capaces de trasladarse por las laderas y ganar velocidad. Además, producen carbón susceptible de fecharse científicamente, agregó.

Por último, dijo que "estudios actuales revelan que la parte superior del cono del Popocatépetl tiene 23 milenios; no obstante, éste no es producto de las pequeñas explosiones observadas recientemente, sino de anteriores".

spb

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