Un Dios fanático de las canciones de Whitney Houston, dos adolescentes en pleno descubrimiento de su vocación y un par de religiosas "buena onda", conforman la fórmula perfecta de la puesta en escena La llamada, la cual brinda una visión diferente sobre la fe, la juventud, los sueños y la identidad; y que ayer tuvo su último ensayo general en el Teatro López Tarso previo a su estreno esta noche.

En una escenografía que lo mismo pasaba por capilla, por un dormitorio de campistas o el lugar de encuentro con el Señor, las actrices Laura Zapata (Sor Bernarda), Alexis de Anda (Sor Milagros), Tessa Ia (Susana), Natasha Dupeyron (María) y Federico Di Lorenzo (Dios), hicieron reír y cantar al público con esta aventura en el Campamento La Brújula, donde las dos jovencitas más problemáticas del camp se quedan castigadas durante un fin de semana, pero es durante este tiempo que sus destinos cambiarán.

Laura Zapata conquistó al público con Sor Bernarda, una monja alegre con una concepción muy moderna de la fe, “uno ha pasado por muchas cosas, pero en algún momento de mi vida sí lo pensé y dije ‘quiero ser monja’, porque sí soy ‘re mochila’, soy devota, creo en Dios, rezo y aprovecho mi rosario que ya está bendecido y de repente me echo mi rosario aquí”.

Quienes tuvieron la energía todo el tiempo en alto, fueron Tessa y Natasha, mostrando a unos personajes en plena efervescencia juvenil, que lo mismo bailaban reggaetón que se atrevían a confesar su amor sin miedo al qué dirán, fieles a su lema "hagámoslo y después veremos, como sucede con el personaje de Susana, que sale del closet y le confiesa a Sor Milagros que le gusta con un atrevido beso.

"La obra habla del amor y de seguir lo que uno quiere, de encontrar su camino, y es respecto a todo, a la religión, a los gustos sexuales, a todo", dijo Tessa respecto al papel de Susana, agregando que el beso que tuvo que dar a su compañera de reparto no le causó conflicto alguno, porque es parte de su trabajo.

Alexis de Anda, quien creó una Sor Milagros entrañable, inocente y muy franca, comentó sobre esta escena, "vean nada más a esa muñeca, qué me va a costar a mí darle un beso, ya es hora de liberar todos los paradigmas que hay, todos los prejuicios, y de quien se enamore uno que sea con todo".

Las canciones que forman parte de esta obra, fueron interpretados con mucho entusiasmo, pero no precisamente con perfección, pero ese era precisamente el objetivo, según señaló Dupeyron, "aquí no se trata de cantar, se trata de transmitir, obviamente va haber fallas porque se nos rompe la voz o el micrófono no funciona, pero estamos contentas con lo que logramos, que es hacer que sientan la canción".

rqm

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