La pasada entrega de los premios Grammy brilló por la diversidad de homenajes que se rindieron a vivos y muertos, pero uno de los que seguramente causaron opiniones encontradas fue el realizado por Lady Gaga al desaparecido intrérprete inglés David Bowie.

Tras su presentación en el Staples Center de la ciudad de Los Ángeles, Lady Gaga admitió que reinterpretar los clásicos del recién desaparecido David Bowie es lo más difícil que ha realizado en su carrera.

Días antes de su actuación en la que la neoyorkina cantó y tocó un par de himnos de Bowie como “Space Oddity”, “Changes”, “Ziggy Stardust”, “Suffragette City”, “Rebel, Rebel”, “Fame”, “Fashion”, “Let’s Dance”' y “Heroes” afirmó que era su manera de decirle adiós a una de sus más grandes influencias musicales.

Lady Gaga aseguró que nunca conoció en persona a David Bowie, quien murió de cáncer el 10 de enero, a los 69 años, pero que eran “amigos por correspondencia”.

La cantante explicó que tenía planeado presentarse en los Grammy antes de que falleciera el músico, pero que tras la noticia pidió rendirle un homeaje a uno de sus ídolos.

Junto a Nile Rodgers en el escenario, Gaga colaboró con ingenieros de Intel para su show en el que mezcló audio y sistemas de proyección sincronizados con su interpretación.

El show tuvo una parte visual, con una animación de una araña trepando por su rostro.

Pese a la parafernalia producida por la cantante, a quien no parece haberle agradado nada fue al hijo del desaparecido cantante, Duncan Jones, admitió no haberle gustado la interpretación de la Mother Monster.

A través de su cuenta de Twitter, Duncan expresó que para él, el show de Gaga fue sobrevalorado. “Sobreexcitada o irracional. Típico de un resultado de infatuación o excesivo entusiasmo; mentalmente confuso” ¡Diablos! ¿Qué es esa palabra?”, explicó Jones en su red social.

Parece que Jones no fue el único molesto tras la gala del Grammy, pues el ex Beatle Paul McCartney, aun con toda su fama y trayectoria, no pudo entrar a una fiesta posterior a la entrega.

De acuerdo con el portal TMZ, el cantante se dirigió al club Argyle en Hollywood para celebrar en la fiesta organizada por Tyga.

Llegó acompañado por Beck y Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters; sin embargo, el equipo de seguridad no se impresionó por sus nombres y les dijeron que no estaban invitados.

“¿Qué tan VIP tenemos que ser? Necesitamos otro hit”, dijo McCartney.

Los famosos lo intentaron una segunda vez, pero al no obtener resultados se fueron a la fiesta de Republic Records.

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