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Una noche de bohemia, anécdotas, bromas y lo mejor de su repertorio, es lo que ofreció Joan Manuel Serrat en el concierto que ofreció la noche del viernes en el Auditorio Nacional como parte de su gira Antología Desordenada, en el cual la gente tuvo la oportunidad de expresarse y protestar sobre los problemas del país entre canción y canción.

Con un escenario sobrio y elegante, en el cual el mayor alarde de efectos especiales era la firma del cantante en el fondo y a lo alto del escenario en luces neón, sirvió para que el español se reencontrara con el público mexicano, que lo recibió calurosamente mientras los primeros acordes de “El carrusel del Furo” comenzaron a sonar.

Vestido de forma casual, con un traje de diario, sin corbata y acompañado de cinco músicos, Serrat comenzó el recorrido por sus éxitos como “De vez en cuando la vida” y “De cartón piedra”.

“Este año se cumplen 50 años de mi asunción a los escenarios, es una buena inversión compartir mi música con la gente”, después agradeció a las personas que lo han acompañado en este tiempo, hasta al urólogo que lo atendió del cáncer que padeció, porque sin él, dijo, no estaría allí, y fue entonces que interpretó “Mi niñez”.

Un momento de reflexión se dio, cuando habló sobre la situación de los niños en el mundo, desde los que padecen hambre hasta los que son explotados de diferentes formas, lo que dio paso a “Niño silvestre”.

Gritos con consignas políticas se escucharon en el recinto, pero Serrat sólo alzó los hombros y guardó silencio, hasta que un “¡te amo!” fue expresado a todo pulmón por una mujer en el público y con humor contestó: “Creo que puedes tener mejores opciones”, provocando risas.

Serrat explicó que siempre es muy difícil elegir el repertorio para un show: “Vamos con un par de canciones con las que yo me fui encarrilado en este camino: ‘Canción de cuna’, compuesta para mi madre, y ‘Paraules d’amor” y bromeó diciendo que es un tema que suena tanto en bodas como en funerales. “y me parece muy bien, mientras no sea yo el del cajón”.

Estaba sonando ya la melodía de “Esos locos bajitos”, cuando de nueva cuenta los asuntos políticos se abrieron paso en el momento que alguien en el público comenzó un conteo del 1 al 43 (en alusión a los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa). El cantante esperó a que terminaran y expresó: “vivos se los llevaron y vivos los queremos” y el aplauso del público se escuchó en señal de apoyo.

El público del Auditorio Nacional se había puesto de pie cuando el catalán decidió regalar dos temas más: “Lucía” y “Cantares”.

Algunas lágrimas se asomaron en los ojos de Serrat, cuando volvió a ver al público de pie y expresó: “Gracias por estar en esta casa, en esta tierra que siento como mía. ¡Viva México cab...es!” A continuación cerró con los temas “Esas pequeñas cosas” y “Fiesta”.

Después de los gritos y chiflidos de los presentes para que volviera a escena, el cantante los complació y regresó por la del estribo. “Por gratitud, por amor”, expresó antes de cantar uno de sus temas clásicos, “Penelope”, y salir definitivamente del escenario.

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