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Willem Dafoe ríe un poco cuando define lo que muchos creen de los artistas: “Te ponen en una especie de rol femenino porque culturalmente no salimos a construir edificios y a ganar dinero”, dice.

Luego se acomoda en su silla para contar un secreto, de esos que le ha permitido actuar en un centenar de producciones, desde alto presupuesto como Pelotón, pasando por la controversia en La última tentación de Cristo o prestando voz para la animación Buscando a Dory.

“Para estar en un proyecto pienso en mí y lo que me interesa a mí, no en lo que piensa la gente. Si elijo lo que me gusta me voy a ver despierto (en el set) y así provocar cosas”.

Por ello dio el sí, hace unos meses, al proyecto mexicano Opus Zero, que acaba de filmar en Real del Catorce, San Luis Potosí y donde interpreta Paul, un músico quien, tras la muerte de su padre, viaja al sitio mágico buscando inspiración y refugio. Pero una repentina obsesión con el destino de una mujer que desapareció hace 30 años lo pone en el mayor peligro de su vida.

El actor estuvo acompañado, entre otros, por las actrices Irene Azuela (Las oscuras primaveras) y Cassandra Ciangherotti (Los parecidos), así como Andrés Almeida y Brontis Jodorowsky, bajo la dirección del novel cineasta británico Daniel Graham.

Son de esos proyectos que lo llenan, señala, pero de los que no puede abusar. Aunque asegura que tampoco lo hace con los considerados blockbuster. “En Spider-man estaba haciendo un papel doble y eso fue el inicio, aunque había hecho otras películas, la forma no estaba clara, era una aventura lo que estaba haciendo y reconozco que cuando leía el guión, era una combinación hermosa entre comedia y drama y me encanta la acción. Esa es la parte artística nuestra.

“La parte práctica es que para que la carrera se vaya alzando, hay que balancear; si haciera películas pequeñitas todo el tiempo —Opus Zero tiene un presupuesto estimado de 1.5 millones de dólares—, no me iban a invitar a hacer las grandes —las películas de Spider-man han costado más de 139 millones de dólares—, aunque son públicos distintos, pero si la gente no sabe quién eres y no tiene una relación contigo, no se tendría la capacidad de participar en películas pequeñas”.

Opus Zero es su tercer largometraje en tierras nacionales; el más reciente había sido Érase una vez en México, al lado de Antonio Banderas, hace casi 15 años.

La película es producida por Julio Chavezmontes (Halley), quien en su momento entregó el guión al cineasta Carlos Reygadas (Heli), que a su vez contactó a Defoe. Reygadas participa como productor asociado.

La película encontró al dos veces nominado al Oscar en un momento en el que, explica, los personajes ya se quedan en él y eso le resulta agradable.

“A medida que me hago mayor, el personaje se queda incrustado más tiempo, eso es interesante porque creo que no hay final, no se acaba, algunas veces la gente dice: ‘tal actor le dio en el clavo’ y claro que no, eso no existe, hay veces que hago personajes que ni siquiera sé quiénes son al final de la película”, reconoce.

“Y hay personajes que se quedan conmigo porque algo sacaste en él y quieren regresar, se dispara la imaginación”, comenta Dafoe, quien estrenará cuatro filmes en 2017.

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