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Si el 13 de agosto de 521 Tenochtitlan cayó en manos españolas, ahora son los cineastas mexicanos quienes han emprendido la conquista de Europa.

Desde 2009, de acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Mexicano de Cinematografía, se han logrado 100 galardones en el Viejo Continente, siendo el de Amat Escalante (Dirección en la Mostra de Venecia por La región salvaje) el más reciente.

Al prestigio de ganar premios, hay que sumar los estrenos de filmes nacionales: más de 200 en el mismo periodo, lo que significa poco menos de una tercera parte de la producción cinematográfica mexicana.

¿Algo más? Se ha realizado el remake español de Matando Cabos y el italiano de Nosotros los nobles y productores en el mismo país están ahora en pláticas para hacer lo mismo con Cásese quien pueda, de Martha Higareda.

“Como dicen, somos candil de la calle y oscuridad de la casa”, señala Gabriel Ripstein, director que en la Berlinale 2015 ganó Ópera Prima con 600 millas, cinta que en salas nacionales registró unos 100 mil espectadores.

“Creo que en Europa, en sus festivales, se celebra al cine personal, sin concesiones, no siempre de temas tan digeridos y donde Hollywood no tiene nada qué hacer, cuando va, es para pasar por la alfombra y sacar fotos”, considera el realizador.

“En México sí hay público, lo creo, pero no salas suficientes para ser vistas”, abunda.

Durante el año pasado, él y su colega Michel Franco ganaron todo. Este último fue productor de la ya mencionada 600 millas y de Desde allá, que ganó en Venecia y también se alzó con Guión en Cannes por Chronic.

En febrero fue invitado a Alemania como jurado, labor que en años recientes han efectuado en eventos europeos Alfonso Cuarón (Gravedad) y Guillermo del Toro (El laberinto del fauno) y Daniela Michel, directora del Festival Internacional de Cine de Morelia.

“Hablo desde mi experiencia: Después de Lucía (2012) tuvo 120 mil espectadores en Francia, mucho más que cualquier película de ahí.

“Cuando ganó en Cannes la adoptaron, allá lo que desean es conocer una buena película, independientemente de su nacionalidad, lo que pasa es que ahora en México se están generando muchos cineastas y están saliendo afuera”, expresa Franco.

“Si te llaman de jurado, es porque saben que sabes hacer las cosas, no por cubrir una cuota”, dice.

Pemios, lo de menos. Vía telefónica desde Europa, Amat Escalante quien ganó el año pasado en Cannes con Heli y ahora en Venecia con La región salvaje, no se cree los premios.

Sabe que son producto de muchos factores, que no indican si alguien es mejor que otro. Este año “derrotó” a realizadores como Emir Kusturica, Francois Ozon y Wim Wenders.

“Lo importante es convivir con ellos, ver lo nuevo que traen, en ningún momento es sinónimo de ser mejor que nadie”, expresa.

En lo que va de 2016, algunas producciones ganadoras han sido las ficciones La delgada línea amarilla y La carga, en Catalunya; los documentales Tempestad, en Münich; y Parque Lenin, en Rusia; y el corto Aurelia y Pedro de Omar Robles, en la Berlinale.

“Ya me dijeron que cuando termine lo que estoy haciendo, lo lleve primero con ellos, pero no es ninguna garantía de quedarme, aunque es bueno que ya te conozcan”, indica Robles.

A veces, el haber tenido presencia crea antecedentes. David Pablos viajó a Francia y España con Las elegidas, que no ganó pero generó comentarios positivos como realizador. Así que al presentar un proyecto de web serie a producir por Canal Plus del país galo, tuvo mucho a favor. “Es una serie de 10 episodios, de 10 minutos cada uno, a hacer en 2017”, detalla Pablos.

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