Hace un año, el director debutante Nate Parker luchaba para conseguir 10 millones de dólares para realizar su proyecto: una película que narra la historia del esclavo líder de una rebelión Nat Turner.

El martes, al día siguiente de su estreno en el Festival de Cine de Sundance, Parker le vendió The birth of a nation a Fox Searchlight por un récord de 17.5 millones de dólares.

The birth of a nation es al estilo de Cenicienta un ejemplo de cómo las cintas independientes pueden convertirse en parte del mainstream. Pero el éxito de Parker, y el descubrimiento previo en Sundance de filmes como Dope y Fruitvale Station, muestra que hay sed por historias diversas y que los estudios están dispuestos a pagar grandes sumas por ellas, mas no necesariamente hacerlas. Así que ahora la ruta más rápida para conseguir público y distribución es ser independiente.

Mientras los grandes estudios se encogen ante la ira generalizada por la falta de diversidad en el cine, el Festival de Cine de Sundance es el antídoto prometedor a esa carencia por una razón: en Hollywood, el dinero es lo que importa; en Sundance, la historia.

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