Directivos de las tres grandes plataformas informáticas, Facebook, Google y Twitter, reafirmaron ante la Comisión de Inteligencia del Senado de Estados Unidos que son compañías americanas, pero también empresas globales, que se desempeñan fuera del control gubernamental y cuyas políticas pretenden ser imparciales en el mundo entero, habiendo fijado reglas que se esfuerzan por respetar, coincidieron los representantes de los tres gigantes tecnológicos.

Dos días y tres sesiones de comparecencias en el Senado, donde respondieron preguntas de los legisladores. Habían sido citados a comparecer sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de EU. Presentaron documentación los consejeros generales de Facebook, Colin Stretch; de Twitter, Sean Edgett, y de Google, Kent Walker, quien también es vicepresidente.

Pero el debate fue más allá y tocó temas sobre la operación de las plataformas de internet, varios de ellos a partir de la información que se discutía o iba surgiendo. Senadores de ambos partidos coinciden en reconocer que las poderosas plataformas tienen un acopio de información de los ciudadanos estadounidenses mayor que el gobierno de Estados Unidos.

Una interrogante estuvo planteada recurrentemente durante las comparecencias, en torno a la compra de publicidad electoral proveniente de Rusia y pagada en rublos. Los anuncios y mensajes del exterior, sólo en Facebook podrían haber llegado a una tercera parte de los estadounidenses, 126 millones.

¿Influyó en la elección del presidente Donald Trump? ¿En qué medida? ¿En qué estados? Podría haber sido direccionada hacia estados clave en la elección de noviembre 2016. Lo que se hizo evidente es que no sólo se adquirían anuncios políticos relacionados con las elecciones, sino se construyeron sitios web que tuvieron seguidores, ¿qué influencia tuvieron?

Las tres grandes plataformas de internet han construido barreras para bajar 95% de las cuentas de terroristas, 75% antes de que puedan tuitear, han reducido los mensajes vinculados a pornografía infantil. Lo sorprendente es que todos los mensajes que Facebook entregó al Congreso fueron pagados en rublos. El senador Al Franken (demócrata) de Minnesotta tomó el tema y planteó preguntas que no pudieron ser respondidas. ¿Acaso no era evidente que si se pagaba en rublos los anuncios o las páginas web estaban vinculadas con Rusia? Colin Stretch de Facebook fue puesto en aprietos.

La otra cuestión importante a destacar es que la mayor parte de los anuncios en Facebook fue utilizada para construir páginas, que posteriormente distribuían contenido. El Comité de Inteligencia del Senado mostró (con 14 anuncios) que eran muy efectivos, ya que tenían elevada tasa de repetición de 24%. Según el artículo de Alexis C. Madrigal en The Atlantic, que presenta los 15 hallazgos nuevos resultado de las audiencias, 3.3 millones de estadounidenses siguieron de manera directa una de las páginas rusas de Facebook. La desinformación electoral alcanzó a 126 millones de personas en Facebook y 20 millones en Instagram: un total de 146 millones. Aún así no es posible decir que la campaña rusa desvió los resultados electorales.

Ninguna de las tres plataformas desarrollaron una vigilancia particular en relación con la desinformación electoral específica de Rusia, antes de la elección y de que se conociera el reporte de la comunidad de inteligencia. En síntesis, no hubo técnicas específicas en relación con las páginas vinculadas con Rusia. No estuvieron en el radar hasta 2017.

Madrigal cita las preguntas planteadas por el representante Eric Swalwell, de California, acerca de si Facebook había verificado para ver si los anuncios en las páginas rusas habían sido manejados también por algunas otras páginas.

La venta de publicidad electoral, como la de cualquier anuncio, se maneja a través de sofisticados equipos de cómputo, sin intervención humana alguna. La duda que prevalece es cómo saber de dónde viene la publicidad. Casi imposible, según señaló el senador John Kennedy, con 55 millones de anunciantes. ¿Cómo detener el cyberintervencionismo en campañas que llegan a millones de personas y que se ignora de dónde vienen?

El Senador Mark Warner de Virginia, afirmó que los titanes tecnológicos “saben más sobre los estadounidenses que el gobierno de Estados Unidos”, la coincidencia es amplia. La capacidad de las máquinas y la clasificación de la información ha tenido un aumento inimaginable hasta hace muy poco. Hoy son capaces de ordenar miles, millones de datos, “big data”, utilizados con objetivos de observación política para dirigir los mensajes a grupos de electores conociendo de antemano lo que puede ser aceptado, con una gran influencia.

Los legisladores se percataron de que ha habido una transferencia de poder entre los gobiernos del mundo y los titanes tecnológicos, las interrogantes apuntan a si podría o no haber cambios regulatorios para las plataformas de internet, y cuáles son los límites de lo que pueden hacer los gobiernos en materia de regulación.

Un tema subyace en las comparecencias: Facebook, Google y Twitter son empresas estadounidenses, pero también empresas globales con un poder creciente e imparable en el cyberespacio, con regulaciones autónomas. Big data es el poder del siglo XXI.

Periodista y analista de temas internacionales

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