La derechización de Europa, que parecía irrefrenable, tuvo un respiro con las elecciones generales en España. Después de los avances registrados por partidos nacionalistas, anti-inmigrantes y populistas de derecha en Italia, Polonia, Hungría e incluso en países como Dinamarca y Suecia donde tradicionalmente dominó un socialismo democrático, el triunfo del PSOE en España envía una señal de moderación política.

La salud más clara de una democracia se muestra cuando la mayoría la detentan partidos de centro izquierda o centro derecha. En sentido inverso, la peor receta para la inestabilidad e incluso el enfrentamiento, es cuando el espectro político está dominado por organizaciones extremistas que buscan aplicar su postura ideológica a rajatabla. En España, al igual que en Alemania, Francia, Países Bajos o el Reino Unido, han proliferado ese tipo de partidos radicales. Este es el caso de Vox, ubicado en la extrema derecha, que por primera vez logró obtener asientos en las Cortes españolas. Seguramente sus 24 diputados harán mucho ruido en la próxima legislatura, aunque apenas alcanzaron el diez por ciento de los escaños totales.

Si este escenario se repite en las elecciones de mayo para el Parlamento Europeo, la contribución de España a la política continental tendrá un valor mucho más alto. A partir del Brexit, los asientos reservados al Reino Unido desaparecerán y, por tanto, el equilibrio de fuerzas a nivel europeo habrá de alterarse de manera significativa…y quizá explosiva.

Explosiva porque en estas elecciones la Unión Europea se juega su futuro. Si a nivel supranacional el Parlamento Europeo logra ser mayoritariamente de izquierda y en el plano nacional, de cada país miembro, el dominio lo tiene la derecha, se formará un coctel político muy difícil de digerir para el viejo continente.

El resurgimiento de la extrema derecha, sinónimo de la intolerancia es una muestra de enojo y frustración con la política. Los avances que observamos en la medicina o la tecnología, en la misma economía, no los apreciamos en el arte de gobernar o en el oficio político. En México, está claro que el avasallador triunfo de Morena tuvo más que ver con el hastío generado por el último gobierno del PRI que por los atractivos y promesas del equipo que ahora nos gobierna. En Brasil pasó algo parecido; la elección de Bolsonaro representó un repudio al PT, más que un aprecio a las tesis del capitán del ejército que ahora les gobierna. En Estados Unidos, los llamados nacionalistas de Donald Trump y su famoso slogan de “hagamos grande a Estados Unidos de nuevo”, se aprovechan de una década de crecimiento económico flojo y encuentran que el enemigo público número uno es el migrante que supuestamente arrebata empleos y mejores ingresos.

Así que, aunque parezca distante y desligado de nuestra vida cotidiana, resulta muy importante que el nuevo gobierno de España sea exitoso y que la propuesta y la acción positiva sea una mejor receta, en los hechos, que las políticas de odio y de exclusión que plantea la derecha mundial.

Internacionalista

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