El gobierno mexicano ha convertido en prioridad el desarrollo del sur-sureste del país. No es el primero en plantearse ese objetivo, pero puede ser el primero en hacerlo realidad.

EL UNIVERSAL informa hoy que desde la Presidencia de la República se pretende replicar en varias regiones mexicanas –especialmente en las fronteras norte y sur– el Plan Marshall, una que realizó Estados Unidos en Europa al final de la Segunda Guerra Mundial para reconstruir la zona. Hay conversaciones con empresarios mexicanos y estadounidenses para convocarlos a destinar sus recursos en esas áreas, con el compromiso gubernamental de crear un ambiente de negocios favorable.

En México, la desigualdad social está marcada por la geografía. Al menos en las últimas décadas los especialistas hablan de dos países: el norte industrializado y el sur-sureste sumido en la pobreza. Hay bases estadísticas para afirmarlo.

De acuerdo con el reporte del Producto Interno Bruto por entidad federativa elaborado por el Inegi, en 2017 los estados de Campeche, Tabasco, Oaxaca y Chiapas se ubicaron al fondo de la tabla con un saldo negativo de 10.5, 5.0, 3.5 y 3.1 puntos porcentuales respectivamente.

En el otro extremo sobresalen Baja California Sur y Puebla, con crecimientos anuales de 11.4 y 6.2; detrás de ellos aparecen Morelos y Coahuila con 5.0.

En el centro del país hay también un grupo de cuatro estados que llevan años creciendo por arriba del promedio nacional: Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Aguascalientes.

Para ninguna de los anteriores entidades se creó un programa federal especial de desarrollo y a pesar de eso han logrado avanzar en crecimiento económico. ¿Por qué el sur-sureste se retrasó? ¿Por qué razón los gobiernos locales no concretaron programas para detonar la economía?

Todo programa de desarrollo que se presente para Oaxaca, Chiapas y Guerrero deben tener un aspecto de inclusión, pues son las entidades con mayor población indígena. Desde el alzamiento zapatista, hace 25 años, se volteó a ver a la región, pero un cuarto de siglo después son pocos los avances.

El atraso en la región trasciende a lo económico. No bastará con llevar empresas si previamente no se mejoran servicios de salud y educativos. Es una zona que durante décadas ha estado en el olvido. Ir en su apoyo es impostergable.

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