Teresa Bausili

¿Se acuerdan del “mejor trabajo del mundo?” Consistía en cuidar una paradisiaca isla en la Gran Barrera de coral australiana, allá por 2009. A cambio, había que contar la experiencia a través de un blog, todo por un sueldo de 100 mil dólares, por seis meses de contrato. El puesto, que obtuvo un británico de 34 años, entre 35 mil concursantes, era parte de una campaña de marketing para aumentar el turismo en Queensland, Australia.

Hasta Oprah Winfrey entrevistó al afortunado ganador, Ben Southall, vía Skype. La campaña funcionó de maravilla, empezando con la web de turismo de Queensland, que recibió más de ocho millones de visitas, mientras que el turismo local aumentó 25%.

No son pocas las empresas que parecen haber tomado nota del ardid publicitario. La estrategia parece simple, aunque hay que lograrlo: lanzar una consigna original y viralizarla.

Dormir en...

Entre los casos más exitosos están los de la plataforma de hospedaje Airbnb, que ya lleva varias campañas del tipo “duerma en” (en las que solo lo hace el ganador de un concurso): el estadio Maracaná, en Río de Janeiro; un tanque de tiburones del acuario de París; la Arena Olímpica de Río; los estudios de grabación de Los Beatles en Abbey Road, con el músico, DJ, cantante, compositor, y productor Mark Ronson como anfitrión; el castillo de Drácula, en Transilvania, o la cabina de uno de los teleféricos de los Alpes franceses, a casi dos mil 700 metros de altura.

Acampa en el vacío

Un operador turístico del estado de Colorado propone dormir colgado de paredes verticales (Cliff Camping). Esta particular y extrema forma de acampar se hace en la cordillera de las Rocosas y la comercializa Kent Mountain Adventure Center. En un tipo de hamaca, que se clava en la pared de la montaña, sujetada por sogas y arneses, se puede pasar la noche en el vacío.

Lujo de altura

En el Skylodge Adventure Suites también se puede dormir suspendido de un precipicio, aunque en una habitación-cápsula de lujo. Completamente transparentes, los tres módulos o suites cuelgan a 400 metros de altura sobre el Valle Sagrado de Cuzco, Perú. Se llega a la habitación directamente en tirolesa.

El antiturismo

Los hermanos suizos Frank y Patrik Riklin promocionan su hotel “cero estrellas”, sin paredes, sin techo, sin baño. Se trata de una cama al aire libre en las montañas de los Alpes suizos, en el cantón de Grisons. Así pretenden denunciar lo que consideran el absurdo sistema de clasificación hotelera basado en estrellas y el concepto del lujo. Esta idea empezó en 2008, con la instalación de dormitorios en lugares inesperados, como una antigua planta nuclear.

El Hans Brinker Budget Hostel de Ámsterdam, se autoproclama con orgullo el “peor hotel del mundo”. Los empleados son groseros, las habitaciones están sucias, no hay agua caliente y, para ahorrar en toallas, animan a sus clientes a secarse con las cortinas. “No tenemos botones, pero nuestras habitaciones son baratas, tenemos restaurante, un bar en el sótano mal iluminado y sin ventilación”, reza la web del hostal.

Lo cierto es que la sinceridad ha despertado el interés entre los curiosos, que no han querido perderse la original experiencia, por 20 euros.

Un almuerzo en las nubes

La compañía Dinner in the Sky llama la atención por sus originales propuestas gastronómicas.

La aventura consiste en degustar menús exclusivos, con una limitada concurrencia (22-30 asientos) a 45 metros de altura, a los que se llega mediante una grúa que eleva la mesa y la sitúa frente a algún monumento emblemático. Cada silla incluye dos cinturones de seguridad.

Se han elegido la Torre Eiffel, la Torre de Londres, la Acrópolis de Atenas, el Atomium de Bruselas y la Ciudad de México. La próxima cita está prevista para el 4 y 5 de enero de 2017 en Teotihuacán. El chef invitado será Massimo Bottura, considerado el mejor del mundo.

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