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Encontrar un lugar donde parece que el tiempo se ha detenido es menos frecuente de lo que cualquiera pensaría. Al emprender camino a través de las estrechas calles de Mineral de Pozos, me sucedió justo eso: el pasado y presente encontraron un punto en común, mientras el silencio me rodeaba.

Este Pueblo Mágico del estado de Guanajuato, ostentó la etiqueta de “pueblo fantasma” durante décadas debido a la decadencia de su tradición minera, actividad que sostenía la localidad.

Aunque la oferta turística va en crecimiento, su espíritu de enigmático esplendor, en armonía con las emociones de antaño, sigue intacto.

Las construcciones coloniales, sus calles solitarias y la particular belleza de las diversas cactáceas que abundan en esta región semidesértica invitan a develar su misterio.

No es el destino ideal si lo que se busca es fiesta e intensa vida nocturna, pero su riqueza cultural e histórica se complementa con la presencia de galerías de arte, restaurantes, cafés y diversos eventos que ahí se realizan a lo largo del año, como el Festival Internacional de Cine Independiente de Pozos, del 16 al 18 de octubre.

Hace más de 100 años, se explotaban cerca de 310 vetas en Mineral de Pozos, aunque la extracción de minerales data de la llegada de los jesuitas, en el siglo XVI. Ahora, es posible entrar a algunas de ellas, como las minas Pirata y San Rafael. La primera está acondicionada para recibir a los turistas, con iluminación y escaleras, mientras que la segunda requiere de mayor esfuerzo, por lo que visitarla representa un acercamiento más real con la atmósfera del sitio.

También se pueden visitar la Hacienda Santa Brígida y los Hornos Jesuitas, ambos sitios clave para el tratamiento de los materiales extraídos y actuales emblemas del pueblo.

Antes de ingresar a San Rafael, tuve la oportunidad de conocer a don Raymundo, quien trabajó 20 años en las minas, hasta que las inundaciones arrasaron con la prosperidad de esa labor. Ahora a sus 92 años, pasa gran parte del tiempo sentado a la sombra de un árbol en el pueblo que lo vio nacer, pero alguna vez padeció el arduo trabajo que implicaba extraer mercurio por el pago de un peso al día.

Él era uno de miles. Hombres de diversas edades descendían cientos de metros diariamente sin importar riesgos ni las injustas condiciones de trabajo, y muchos de ellos no salieron con vida. El testimonio de don Raymundo es de los pocos que quedan de ese pasado. Sus palabras infunden el respeto que estos lugares exigen.

Explorando la Mina San Rafael
En el Centro Agroecológico Mina San Rafael (a cinco minutos del centro) se encuentra el yacimiento del mismo nombre, una de las más visitadas de pueblo. Ahí mismo hay guías locales certificados. Para explorarlo es indispensable ir acompañado por uno de ellos.

Se cree que en este lugar, donde se extraía principalmente mercurio, aún vagan los espíritus de aquellos que nunca pudieron volver. Incluso, dicen que si algún visitante olvida guardar respeto al sitio, una misteriosa silueta podría hacerse presente para recordárselo.

Después de tan peculiar advertencia, llegó la hora de entrar.

En un inicio, descender hacia la oscuridad absoluta, buscando un espacio para apoyar el pie y poder dar el siguiente paso hacia abajo, no parecía la mejor idea. Sin embargo, valió la pena. Por la curiosidad, mis pasos se volvieron más seguros, mientras el ambiente se volvía más fresco y el olor a humedad se incrementaba un poco.

Con ayuda de una cuerda, iluminada con una linterna, logré bajar casi 120 metros, para descubrir un espejo de agua que espera al finalizar el camino. No pude evitar lamentarme, pues aunque la profundidad de la mina es mayor, el agua no permite continuar.

Antes de volver el guía apagó la linterna y pidió guardar silencio por un momento; estar ahí abajo en total oscuridad permite apreciar la nostalgia y valor del lugar. Las palabras de don Raymundo cobran mayor sentido, pues aquí se guardan infinidad de emociones y recuerdos de jornadas interminables. ¿Mantiene algún aprecio por estos sitios? “No, ninguno”, dice don Raymundo, rápidamente y sin dudarlo.

Fusión cultural
La compañía ideal para las leyendas que se cuentan en este Pueblo Mágico es el poder evocador de la música. Luis Cruz, mejor conocido como El Venado Azul, se dedica a la fabricación de instrumentos musicales prehispánicos, y entre sus clientes famosos se encuentra Café Tacvba. Entrar a su casa y taller fue una sorpresa.

Cuando llegué no sabía por dónde comenzar a observar, si el diverso jardín que cambia constantemente debido a que las visitas pueden tomar lo que más les guste, el taller donde surgen los mágicos instrumentos o el acogedor ambiente rústico que caracteriza su hogar.

El músico reúne sus conocimientos de las culturas prehispánicas y su experiencia con los grupos indígenas del sur de Estados Unidos para crear una fusión de sonidos.

En una sesión grupal de músico-aromaterapia y canto, El Venado Azul se valió de un huéhuetl (un tambor), piedras musicales y otros instrumentos para evocar recuerdos, poner los sentidos en alerta y conectarnos con el misticismo de culturas antiguas.

Gastronomía milenaria
El viaje a Mineral de Pozos no está completo sin probar los gusanos de maguey y los escamoles del centro agroecológico. Ahí logré hacer a un lado los prejuicios y me atreví a degustar estas delicias. No me arrepentí. Para los que no logren decidirse, en el sitio también se preparan gorditas y otros platillos típicos.

Tal vez sea lo interesante de las historias o la magia del cuarzo rosa, que abunda en el pueblo y al cual se le atribuye la armonía que suele sentirse entre la comunidad, pero sin duda, una sola visita no basta para dejarte encantar por él.

GUÍA DEL VIAJERO
Cómo llegar
En auto. Debes tomar la autopista México-Querétaro y posteriormente la carretera federal 57. Sesenta kilómetros después, incorporarte a la carretera 46, con dirección a San Luis de la Paz, ruta que pasa por Mineral de Pozos. Casetas: 180 pesos de ida.

En autobús. Los autobuses Estrella Blanca te llevan a San Luis de la Paz. Costo: 329 pesos por persona, en viaje sencillo. Después puedes tomar un taxi. Pozos está a 20 minutos de ahí.

Dónde dormir
Hotel Boutique Su casa en Pozos. Aquí encontrarás lindas habitaciones con mucha personalidad desde mil 300 pesos. Tiene sauna, jacuzzi y agradables áreas comunes. Manuel Doblado 19. Tel. 01 (442) 293 0284.

Hotel Boutique Posada de las Minas. Habitaciones temáticas desde 980 pesos. En su club-spa puedes disfrutar masajes y tratamientos que rondan los 600 y 700 pesos. Manuel Doblado 1, Mineral de Pozos .Tel. 01 (442) 293 0213. www.posadadelasminas.com

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Mariscala 2.

Tel. (442) 293 01 42. Casa del Venado Azul. Centenario 34. azulvenado@hotmail.com

Web
www.guanajuato.mx y mineraldepozos.com

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