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Río de Janeiro.— En las calles de Brasil se clama venganza contra Alemania. Es la oportunidad de revancha, luego de que en el Mundial de 2014 le propinara a la Canarinha la peor humillación histórica en las semifinales (1-7). Volverán a chocar ambas escuadras, ahora en versión Sub-23, en la final olímpica.

Disputa que da tintes de una competencia soñada para los brasileños en Río. Se imaginan en lo más alto del podio, luego de que ayer, la Verdeamarela masacrara a Honduras 6-0. Un duelo que le sirvió a Neymar y compañía para afinar puntería. Así, consiguieron acceder al duelo por la primera presea áurea para el balompié que presume ser pentacampeón del mundo.

Maracaná vivió una fiesta ayer por la tarde. Con un ambiente caluroso, Brasil tuvo nula resistencia. Los catrachos mantuvieron el cero en su portería durante 15 segundos para desmoronarse después. El reto hondureño fue efímero. Los brasileños se deleitaron.

Bailes, cánticos y alegría se desataron en el mítico recinto carioca, en cuanto Neymar encontró la primera anotación de su equipo. El astro del Barcelona aprovechó una pifia de Johnny Palacios, quien no pudo despejar el balón, para empujar el esférico hacia el fondo de la portería. La mayor parte del público local ni siquiera acababa de ocupar sus asientos, cuando ya se festejaba el primer gol de Brasil (1’).

Esa celebración resultó preocupante, pues el atacante se fue al piso y no se levantaba. La camilla entró por él, junto con las asistencias médicas, mientras el Maracaná guardaba silencio. Pero se levantó y generó ovaciones. No se cansaron de corear su nombre. Con él, la fiesta pudo continuar en paz.

Vino una tarde importante para Gabriel Jesús. Antes de que terminara la primera mitad logró hacer un doblete que dio tranquilidad a su selección y liquidó a los catrachos, que tuvieron las faltas y el juego brusco como argumento.

El brasileño primero anotó con un tiro cruzado (26’) y más tarde con una acción individual que culminó con un disparo fuerte y arriba ante la salida del portero (35’).

Para el complemento, Brasil salió a divertirse. La Verdeamarela conquistó una tercia de goles más para convencer a quienes aún tenían más dudas que certezas.

Marquinhos puso el cuarto con un remate a quemarropa en el área chica al minuto 50 , luego de que Honduras no supo despejar un tiro de esquina. Luan marcó el quinto al empujar el esférico ante un centro raso de Felipe Anderson (78’), y Neymar cerró la fiesta de penalti (92’).

La felicidad no puede ser completa, si no existe la conquista del oro. Sería un gozo doble: ganar los Olímpicos por primera vez y vengarse de Alemania.

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