Río de Janeiro.— Alberto Álvarez es el noveno lugar de unos Juegos Olímpicos, con tan sólo apoyos de ocho mil pesos al mes. Pero para él, no hay llamadas presidenciales, ni abrazos del director de Conade, Alfredo Castillo. El atleta mexicano que compitió en la final de salto triple camina por la zona mixta solo, nadie lo acompaña, pese a que fue el primer tricolor en acceder a la lucha por las medallas en su disciplina.

Se siente satisfecho, aunque cree que pudo haberlo hecho mejor. “Los pequeños errores son los que terminan por marcar la diferencia”, admite en entrevista con EL UNIVERSAL. Luego enumera la serie de “piedras en el camino” que tiene que sortear, porque no cuenta con un apoyo ni equipo de trabajo.

“Espero que vengan mejores cosas. Ahora voy a empezar con lo de los respaldos del gobierno federal”, anhela.

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