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El lavolpismo se declaró en contra del espectáculo. También de los triunfos reclamados por el América que ni siquiera pudo con el sotanero del torneo.

Empate sin goles ante el Puebla. Águilas tristes, caídas en la desgracia de la mediocridad. El hartazgo de su fanaticada en Santa Úrsula que no se cansó de reclamar la forma en que los jugadores americanistas se asfixian.

Con ese rostro, el América se verá las caras en una semana con el Guadalajara. El Ave azulcrema acudirá cabizbajo, con siete puntos de 18 en el Clausura 2017. El crédito de Ricardo La Volpe en el Nido está extinto. Parece que Chivas definirá su futuro en el banquillo de Coapa.

En el Estadio Azteca se hizo una costumbre: la de recibir con abucheos, reproches e insultos al entrenador americanista.

“Y nuestro técnico... Ricardo Antonio La Volpeeee”, anunció el sonido local. El público regaló una silbatina que retumbó en el “Coloso de Santa Úrsula”. El “Bigotón” se convirtió muy pronto en un entrenador despreciado en su propio feudo. Haber llegado con el cuadro azulcrema en su peor inicio desde 2011 acrecentó las muestras de desagrado hacia su labor.

En la cancha, el América lavolpista siguió con los argumentos que lo convirtieron en el arranque del Clausura 2017 en un conjunto digno del abucheo, durante la primera mitad. Su juego ofensivo depende exclusivamente de Cecilio Domínguez. El paraguayo fue el único capaz de generar peligro en la portería del sotanero de la competencia. Con sus regates atrevidos logró ponerle una diagonal retrasada a Oribe Peralta, quien mandó el balón hacia arriba. Acción que frustró a los amarillos apenas a los siete minutos. Las limitaciones ofensivas emplumadas quedaron evidenciadas. La improductividad del “más grande de México” quedó desnuda en la primera mitad.

La Franja estuvo dedicado a lo suyo: defenderse y buscar jugadas aisladas que le permitieran sorprender al subcampeón de la Liga MX.

Lo logró. Puebla halló la manera de obligar a Agustín Marchesín. Pedro Canelo y Álvaro Navarro erraron anotaciones que ya gritaba su técnico, José Saturnino Cardozo. La rebeldía camotera estuvo a nada de poner contra las cuerdas al América.

En el amanecer del segundo tiempo, Cristian Esparza mandó un disparo al travesaño águila. Suspiros de alivio en La Volpe y Marchesín. El balón picó sobre la línea de gol. Puebla mereció irse al frente en el Azteca. El infortunio fue lo único que pudo impedírselo.

Otra opción poblana en el complemento. El “Ame” alejado de su estirpe ganadora y los peores de la liga se agigantaron en el coso de Tlalpan. Canelo hizo una escapada en la que falló su definición mano a mano frente a “Marche”.

La desesperación y aburrimiento en las tribunas. Águilas en el desconcierto absoluto. Dar tres pases efectivos en el tercer cuarto de la cancha se volvió un calvario para los de Coapa.

El empuje final de los americanistas dio cierta ilusión a sus fieles. Algunas llegadas aisladas, pero sin orillar a Cristian Campestrini a emplearse a fondo.

El América está en una racha que parece más crisis de lo que Ricardo Peláez, su presidente deportivo, acepta. Viene el Clásico para los emplumados. Camino a Guadalajara que puede ser rumbo al patíbulo para La Volpe.

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