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futbol@eluniversal.com.mx
Monterrey.— En un partido cardiaco, el ánimo de la afición felina concentrada en la gran plaza, frente al Palacio de Gobierno pasó de la tristeza y frustración a la cumbre de la celebración y la alegría.
Cuando los Tigres parecían derrotados, con un hombre menos y un gol en contra, volvieron a tomar esperanzas gracias al tanto del volante Jesús Dueñas.
La Macroplaza estalló en gritos, luces, risas y hasta lágrimas de alegría, por el título.
Cientos de aficionados de la Universidad Autónoma de Nuevo León llegaron desde temprano a la gran plaza con la intención de disfrutar la final en pantalla gigante. Sin embargo, terminaron viéndola en la micropantalla de un teléfono celular, ya que no se pudo observar como ellos deseaban.
A ratos hicieron sentir su molestia con silbatinas y palabras altisonantes, culpando al gobernador Jaime Rodríguez Calderón por no haber negociado con la televisora que tiene los derechos de trasmisión para que se abriera la señal.
Varios de los asistentes que llegaron desde municipios como Santa Catarina, Apodaca y Guadalupe, se retiraron enojados, pero la mayoría optó por quedarse, con la esperanza de que hubiera señal para ver el partido o esperar el resultado final.
La afición se desplomó en su ánimo cuando cayó el gol del América y algunos empezaron a abandonar la gran plaza, aunque la mayoría permaneció con la cara triste.
La Macroplaza se volvió una sucursal del “Volcán” cuando llegó el gol del empate, el cual celebraron como si fuera del triunfo, pues los metía otra vez en la pelea.
El júbilo estalló cuando se acertó el primer penalti de su equipo y volvieron a gritar con la misma fuerza cuando el club azulcrema falló su primer tiro. Así fueron festejando —gol anotado y penalti fallado— hasta que soltaron toda la tensión cuando el portero felino, Nahuel Guzmán, despedazó las esperanzas del América.
Cientos de aficionados se sumaron a la fiesta desde todos los rincones del área metropolitana, con banderas, sombreros y gritando las porras con las que cada 15 días animan a su equipo. Sí, medio Monterrey no concilió el sueño por la coronación de sus amados Tigres.
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