San Diego.- Chicharito al rescate. Javier Hernández celebró su cumpleaños número 28 marcando el gol con el que México venció a Chile 1-0, en un juego el que por 87 minutos, el Tri sobrevivió al acoso de los andinos.,

Hernández entró con el ímpetu de siempre, a pelear balones imposibles de recuperar, a correr a ese espacio que todos dan por perdidos y en el que sólo él tiene esperanzas. Al minuto 87 por la derecha, Miguel Layún llegó a línea de fondo para mandar un centro a segundo poste donde Javier apareció como fantasma, sin marca alguna para con la cabeza mandar la pelota al ángulo.

La gente que se iba satisfecha con haber sobrevivido a los andinos, cayó en el éxtasis con el gol del delantero surgido del Guadalajara.

Así el Tri sigue invicto bajo el mando de Juan Carlos Osorio, acumula 19 partidos sin perder, contando la era de Miguel Herrera y llega a ocho partidos, 727 minutos sin aceptar gol.

Mejor presentación para la Copa América, en lo que a estadísticas se refiere, no puede haber, porque de una cosa debe estar consciente Osorio, hoy fue superado durante la mayor parte del partido, el meter a jugadores alternativos casi le cuesta el juego, un juego que rescató Javier Hernández.

Barato le salió el experimento a la Selección Mexicana durante la primera parte. Chile y su cargado medio campo simplemente empujó al cuadro nacional a su área de donde sólo le permitió salir tirando pelotazos. No vio la luz el Tricolor durante la primera parte. De inmediato los andinos detectaron a Diego Reyes como el punto débil del equipo, al actuar de contención las fallas del larguirucho jugador se hicieron más que evidentes, dejando mano a mano a una zaga central inexperta en temas internacionales.

Ni el ímpetu de Layún o la clase de Herrera salvaron a México de ser superado. Por las bandas Paul Aguilar nunca pudo llegar a línea final y adelante sólo Jesús Manuel Corona al inicio del partido mostró la "chispa" que posee, chispa que se apagó al no recibir parque. Jiménez, acostumbrado al sacrificio destacó por intentarlo, en tanto que Peralta pasó más que inédito.

Aun así la Selección corrió con suerte, porque a pesar del bombardeo chileno, no hubo daño. Todos los disparos sudamericanos encontraron a un Talavera bien colocado, y a una defensa bien parada. Sólo en una ocasión el portero del Toluca tuvo que ensuciarse el uniforme al desviar un disparo angulado de Puch.

Había que traer a la caballería y para la segunda parte Jesús Molina y Andrés Guardado saltaron como salvadores. De inmediato se notó el cambio. México se paró metros más adelante y al fin hubo un tiro a puerta rival, un centro al área enemiga.

El juego se emparejó, o por lo menos Chile ya no arrastró a México a su propia área. Los cambios de Pizzi, técnico andino, beneficiaron al Tri.

La presencia de Guardado despertó al mismo Héctor Herrera, quien en el primer tiempo se la pasó más compitiendo con Arturo Vidal que generando para el equipo nacional.

La gente insatisfecha con lo que pasaba en la cancha, pedía a Javier Hernández como su “mesías”, en cambio Osorio les dio al ‘Chucky” Lozano, quien sin entrenamiento y directo de los festejo de Pachuca, entró a la cancha para actuar más de veinte minutos de juego. El encuentro se trenzó mucho más en media cancha. Ahora era Guardado quien le daba competencia a Vidal y atrás Layún se probaba en mano a mano con Alexis Sánchez.

Casi al final del juego, el técnico colombiano accedió a la petición del público y le festejó el cumpleaños a Hernández dándole minutos de juego. El 'Chícharo' en poco más de cinco minutos hizo lo que ni Peralta o Jiménez consiguieron: rematar a portería y exigir al portero Toselli.

A la segunda no perdonó. Javier Hernández apagó la velita del pastel con su gol 44 en la Selección Nacional, se pone a dos del histórico Jared Borgetti (46). Pero lo más importante es que está en racha y esa racha salvó al Tri ante un muy picoso Chile.

Se acabaron los experimentos, ahora sigue Uruguay y ahí no se puede vivir de rescates agónicos.

México logró otro partido sin aceptar gol, con lo que empata una marca lograda en 1971 de ocho goles sin daño en portería. En ese año, el equipo mexicano bajo el mando del ingeniero Javier de la Torre jugó seis partidos con la Selección MAyor y dos con la Olímpica.

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