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La pregunta es: ¿por qué con Sergio Bueno no se mostraba esta garra? ¿Por qué con el anterior técnico no se reflejaba en la cancha el espíritu de lucha y reacción?

La respuesta queda en el aire y seguro que Bueno Rodríguez será el primero en querer saberlo, porque sin él en la cancha, Cruz Azul mostró otro rostro para por lo menos rescatar un empate a un gol con 10 hombres frente al Atlas.

Increíblemente, La Máquina comenzó a jugar mejor con 10 que con 11 hombres en la cancha. Ariel Rojas, a inicios de la segunda parte, se hizo echar al meterle una descabellada plancha a Felipe Baloy. Suficiente para enterrar más la ilusión cementera, que en ese momento perdía uno a cero, además de haber fallado un penalti en el inicio de juego por conducto de Fernando Belluschi.

La Máquina, durante esos primeros 45 minutos lució gris, sin idea, sin mostrar que quien se supone era el “mal” que la aquejaba, se había ido. Atlas se fue en ventaja con un tanto conseguido por la vía del penalti por parte de Franco Arizala.

Se presagiaba lo peor.

Hasta que sucedió, Omar Mendoza lanzó un largo servicio por derecha, donde apareció Vuoso solo y enfrentó a Fraga para vencerlo por abajo.

En los minutos finales, con Cruz Azul vaciado, los atlistas presionaron, pero con tan poco ímpetu que poco consiguieron.

Cruz Azul sigue a la espera de su nuevo director técnico.

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