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A finales de los años ‘50, en el aeropuerto internacional de Caracas, Venezuela, Ultiminio Ramos cruzó unas cuantas palabras con Fidel Castro. El político y revolucionario cubano le pidió al boxeador que, ante la saturación del vuelo a La Habana, le cediera su lugar. Sin ningún inconveniente, Ramos aceptó y junto con su padre decidió pasar una noche más en la capital del país sudamericano y de esa forma permitir que Castro y Ernesto “Che” Guevara llegaran a la isla ese día.

En aquel tiempo, el pugilista originario de Matanzas no imaginaba que en 1961 aquel hombre de barba espesa y con pasado juvenil en el beisbol, prohibiría el deporte profesional en Cuba, orillando a varios atletas a tomar el pasaporte y huir de de la madre patria.

“Yo estaba en el último lugar de la fila para tomar el avión a La Habana. El vuelo ya estaba lleno y un señor, el cual después supe era Fidel Castro, me pidió con urgencia que le dejara mi asiento. Para mí estar ese día en Cuba o al otro no tenía importancia, pero él junto a su acompañante [“Che” Guevara], se veía que les urgía llegar”, recordó Ultiminio sentado en su cafetería “El secreto del Sugar”.

Desde que Castro tomó las riendas de Cuba, a Ultiminio le surgió la incertidumbre de saber si aquel acto de generosidad, influyó en la historia de su país o simplemente es una anécodota más.

En 1961, luego de noquear el 5 de febrero a Edwin Sykes, en Panamá, Ultiminio Ramos pausó su regreso a casa. Su padre, Pascual Lázaro R   amos Betancourt, gracias a su labor como policía y los contactos que tenía entre las autoridades, se enteró antes de que Fidel Castro no tardaría en dictar una ley par abolir en la isla el deporte profesional.

De esta forma, cuatro de los boletos de avión que tenían para La Habana fueron cambiados para la Ciudad de México. Con “Sugar” viajaron Alfredo “Kid Rapidez” y Pastor Marrero; don Lázaro prefirió ir a Cuba al temer que la altura de la capital mexicana perjudicara su corazón, que ya le causaba problemas.

“Mi papá me dijo que iban a prohibir el boxeo. Me dijo que saliera de Cuba y no me afectó todo lo que sucedió. Hemos regresado varias veces, mis hijos son profesores de boxeo, pero su situación es muy difícil. Yo nunca me opuse a Castro, yo lo único que pedía era más apertura para los deportistas cubanos, que pudieran demostrar al mundo toda la calidad que tenían”, sostuvo Ramos Zaqueira.

Hace tres años ya de la más reciente visita de Ultiminio a Cuba. Ver la pobreza con la que viven sus seres queridos son fotografías que aunque no quisiera el “Sugar” recuerda. Y a pesar de las condiciones heredadas por el régimen de Castro, el matancero aplaude la forma en la que Fidel impulsó el deporte, más allá del beisbol y el boxeo, clásicos de la nación caribeña.

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