El recorte presupuestal llegó también a los medios de comunicación públicos, preferentemente en radio. Esto ha provocado opiniones encontradas respecto a la pertinencia o no de conservar medios de comunicación propiedad del gobierno. Por su naturaleza, los medios de comunicación tienen la posibilidad de lograr que una gran cantidad de audiencia se entere de la reducción del presupuesto público. Pero los medios de comunicación clásicos como radio y televisión están en decadencia: la internet y las redes sociales los han rebasado gracias a la velocidad de difusión y amplia penetración.

La pregunta que, como sociedad debemos hacernos, es si conviene invertir en medios de comunicación públicos en un país que no tiene para solventar los sectores básicos como lo es la cantidad de médicos o medicamentos.

La decadencia de la radio y televisión no sólo se encuentra en el sector público: hace varios años que el sector privado ha tenido pérdidas económicas. Se ha intentado reinventar la programación, se han desaparecido programas y creado otros, pero nada ha funcionado. La audiencia de los medios de radiodifusión se ha derrumbado estrepitosamente. Las telenovelas, donde se hacen dramas y comedias han perdido público. En su lugar, las redes sociales han crecido dramáticamente, una razón es que la población que tiene acceso a redes sociales a través de una computadora, celular o cualquier otro medio, es partícipe de la tragicomedia que es la vida diaria.

Los medios que han sobrevivido, y los que lo seguirán haciendo, se tienen que reinventar continuamente. Lo que era válido hace algunos años, no lo es más. Por ello es que lo más adecuado es subirse al tren de la tecnología y reinventarse. Ahora Facebook, twitter y otras redes sociales, además de los diversos portales donde se pueden transmitir videos están marcando el rumbo de los medios de comunicación. De hecho, no son pocos los individuos que han realizado esfuerzos personales en dichos medios y han logrado insertarse exitosamente como influencers o generadores de opinión, aún sin tener la formación, la experiencia o las influencias de los medios convencionales.

La intervención del Gobierno en la economía siempre ha generado debates. La postura liberal extrema sostiene que sólo debe haber un Estado policía que haga cumplir la ley y nada más. Bajo esta óptica, las empresas públicas no tienen razón de ser. El extremo opuesto es el socialismo, donde la totalidad de empresas son propiedad estatal, incluidos los medios de comunicación. Aunque todavía existen partidarios de este enfoque económico, la Historia ha demostrado que este experimento social fue fallido. El punto intermedio es aquél donde existen empresas públicas compitiendo contra empresas privadas. Las tres visiones generan controversias, en ocasiones discusiones a muerte.

Me inclino por la tercera opción. Sin embargo, la presencia estatal debe justificarse y demostrar que el sector privado no está satisfaciendo dicha necesidad; tal es el caso de salud, educación y posiblemente cultura. Existe evidencia de empresas de telecomunicaciones públicas que han realizado un trabajo excelente, tal es el caso de la BBC de Londres o de Canal 11 en México; pero existe el riesgo de que los medios de difusión públicos se conviertan solamente en voceros del gobierno en turno. Por ello es crucial que el sector privado tenga una fuerte participación en estos medios.

Los medios de comunicación han cambiado dramáticamente en los últimos años. Radio y televisión se encuentran en decadencia, esto se observa claramente en el sector privado. Por ello es que algunos medios han apostado a la difusión digital, minimizando la participación en los medios tradicionales. Los medios públicos reciben financiamiento de la sociedad, a través del pago de impuestos, por lo tanto, deben sujetarse a las reglas del mercado. Si ello implica la reducción del presupuesto y la reducción de espacios tradicionales, se puede apostar a plataformas digitales que, gracias al cambio tecnológico, conllevan costos mucho menores. Los recursos ahorrados se podrían destinar a otros sectores que son urgentes: salud y educación.

Presidente y Director General Laboratorio de Análisis Económico y Social, A. C.

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