Investigadores estadounidenses encontraron que el pavo era parte del menú de la cultura zapoteca desde hace cuando menos mil 500 años, proporcionando la prueba más temprana conocida de la domesticación de esta ave.

En un estudio publicado en la revista especializada Journal of Archaeological Science, investigadores del Museo Field de Chicago y de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill revelaron que en la cultura zapoteca los pavos era parte de la alimentación y se usaban en los rituales domésticos.

De hecho, la cantidad de restos de pavo localizados sugiere que las comidas de esta ave en ese entonces eran las segundas más populares después de las de perro, indicaron los investigadores.

Los arqueólogos descubrieron restos de pavos adultos y juveniles; huevos enteros y fragmentos de cáscara de huevo localizados en dos estructuras residenciales que datan de entre 300 y 1200 años después de Cristo (d.C.).

Las localizaciones y el contexto de los huesos y de las cáscaras de huevo sugieren el uso doméstico y ritual de los animales, y las “líneas múltiples de evidencia” indican que la cría de pavos era común en la región entre los años 400 y 600 d.C., lo que proporciona la evidencia más temprana conocida de la domesticación del pavo.

Tres subespecies de pavo salvaje (Meleagris gallopavo) son nativas de México, y los restos de pavo fueron abundantes en el sitio, conocido como Fortaleza Mitla.

Algunos restos fueron encontrados en áreas donde se enterró basura doméstica, pero otros, tanto huevos como huesos, fueron descubiertos en lugares dentro de las residencias que estaban asociadas con rituales domésticos.

Los arqueólogos también encontraron tres esqueletos individuales de pavo en una tumba, probablemente parte de un sacrificio fúnebre. Dos palas de obsidiana también estaban cerca, y quizás se utilizaron para matar a las aves.

La importancia de los pavos en la cultura Zapoteca fue demostrada además por la evidencia de los huesos de pavo integrados en la vida diaria.

Casi una cuarta parte de los huesos de pavo que los investigadores encontraron habían sido modificados para servir como herramientas, tales como punzones o perforadores textiles, o para ser usados como joyas.

Los restos de un número de otros animales también fueron descubiertos alrededor de las dos estructuras.

La proporción de pavos era “inusualmente alta”, escribieron los autores del estudio, lo que sugiere que la carne de pavo era un alimento básico importante en la dieta local.

Sin embargo, los arqueólogos también encontraron evidencia de tortugas, ciervos, zarigüeyas, zorrillos y zorzales, así como una variedad de pájaros, palomas, búhos, halcones y codornices.

Pero, aunque esos animales fueron cazados, la evidencia del sitio sugiere que los pavos fueron domesticados.

Estructuras dentro y fuera de los huesos de pavo indicaron que tanto las hembras como los machos fueron criados probablemente para el alimento, indicaron los investigadores.

Los huesos representaban una gama de edades, desde polluelos recién nacidos y juveniles hasta adultos.

Los huevos eran igualmente abundantes. Los arqueólogos desenterraron ocho huevos completos, 250 fragmentos de la cáscara que representaban tres huevos parciales, y otros 70 pedazos de cáscara de huevo.

nrv

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