Los actos de genocidio imputados al general golpista José Efraín Ríos Montt, que hoy está citado a un nuevo juicio, forman parte de la memoria histórica que preserva en su nueva sede en la capital guatemalteca la casa-museo Kaji Tulam.

Denominada como la "Casa de la Memoria", en el inmueble, de al menos diez ambientes, se recuerda a la antigua civilización maya, la conquista española, las revoluciones políticas y las matanzas perpetradas durante el conflicto armado que ahogó al país centroamericano de 1960 a 1996.

En uno de sus cuartos está debidamente acomodado el "Plan Sofía", que puso en marcha el régimen de Ríos Montt y que, según los activistas humanitarios, fue para reprimir a la población civil no combatiente.

En el mismo espacio también se encuentra un libro con todos los testimonios de las víctimas de genocidio, así como la sentencia del primer juicio contra el militar, de 89 años, emitida el 10 de mayo de 2013, según se constató durante un recorrido por el inmueble.

"Me quedé con mi hijo pequeño de seis años, me agarraron y me acuchillaron, y aún tengo las heridas. Sufrí porque me violaron los soldados, me tiraron como que fuera una pelota. Le taparon la boca a mi hijo, le salió sangre por la boca, la nariz y los ojos. Mi hijo murió", rememora el testimonio que dio una mujer ixil durante ese debate oral y público.

Ríos Montt fue encontrado culpable del asesinato de mil 771 indígenas ixiles en el departamento noroccidental de Quiché durante su régimen y el Tribunal lo condenó a 80 años de prisión.

Sin embargo, por errores en el proceso, la sentencia fue anulada y hoy está programado el inicio del nuevo juicio, pese a que el imputado se encuentra mentalmente incapacitado para enfrentar a la Justicia, de acuerdo a las conclusiones de un informe médico forense hecho público a principios de julio.

Juan Francisco Soto, director del Centro de Acción Legal para los Derechos Humanos (Caldh), promotor de la Kaji Tulam, frase que en la etnia maya Quiché significa "para no olvidar", dijo que la "Casa de la Memoria" nació para contribuir a la paz en Guatemala.

Mujeres y hombres, antropólogos, epigrafistas, diseñadores, escultores, artistas, comunicadores sociales, sociólogos, historiadores y defensores de los derechos humanos han puesto su granito de arena para recrear la historia del país centroamericano.

El vicepresidente de la Asociación Justicia y Reconciliación (AJR), Domingo Raymundo Cobo, relató que durante el régimen de Ríos Montt fueron asesinados sus padres, dos de sus hermanos, su esposa y un hijo que apenas tenía 10 meses.

"Fue el 15 de agosto de 1982, en San Francisco Javier de Salquil Grande en Nebaj, Quiché. Espero que a Ríos Montt lo metan al bote (cárcel)", manifestó con un anhelo de esperanza.

Raymundo dijo que sus familiares fueron encontrados en fosas comunes en el 2000 y que, un año después, inhumó los restos de sus seres queridos.

A la entrada del inmueble está un extracto del poema escrito por el guatemalteco Humberto Aka'bal (Momostenango, Guatemala, 1952), el cuál reza: "De vez en cuando camino al revés, es mi modo de recordar. Si caminara solo hacia adelante te podría contar cómo es el olvido".

La Kaji Tulam fue inaugurada el 6 febrero de 2014 en otra ubicación del centro histórico de la ciudad, pero fue movida al nuevo espacio por ser más amplio y más accesible. Su primera sede fue visitada por más de 7 mil personas.

Otro espacio, una sala oscura con mesas y sillas tiradas, hace referencia a la represión y al conflicto armado que sufrió el país centroamericano.

En la mayoría de cuartos existen reflexiones sobre la guerra interna, como la escrita por el obispo Juan José Gerardi, asesinado el 26 de abril de 1998, unas 54 horas después de haber hecho público su informe "Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala Nunca Más" , en el que documentó más de 50 mil violaciones a los derechos humanos.

"Conocer la verdad duele, pero es sin duda un acción saludable y liberadora", dice el escrito.

También existe un espacio dedicado a las mujeres que jugaron un papel importante en los procesos independentistas del continente americano como Policarpa "La Pola" Salvatierra, en Colombia; Josefa Camejo Venancia, de Venezuela, y Cecilia Tupac Amaru, de Perú.

"La memoria colectiva ha sido determinante para sobrevivir y soportar las agresiones violentas de terror genocida a lo largo de la historia de estos territorios", zanjó Soto, con la esperanza de que este espacio contribuya a preservar la retentiva local.

sc

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