Ayer en un comunicado del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México, firmado por su director general, Inti Muñoz, por primera vez, en los casi dos años que han pasado tras la fallida restauración de El Caballito, se plantea una fecha para la restauración de la escultura de Tolsá: será en septiembre cuando, “previa autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)”, inicien los trabajos.

Sin embargo, ayer mismo el INAH no respondió a las peticiones de EL UNIVERSAL para obtener información y una entrevista sobre el diagnóstico y el futuro de la escultura. El comunicado, de tres páginas, no viene firmado por ambas instituciones.

También en redes sociales, en particular en los sitios El Caballito, Conservación y Arte y patrimonio, el Caballito de Facebook, se exigió que el INAH y el FCHCM informaran a la sociedad los pormenores del proyecto, y se señaló la falta de coordinación entre ambas instancias.

El mensaje del Fideicomiso, que contiene una ruta de trabajo y plazos para las siguientes fases, asegura que “en las primeras semanas de agosto se habrá completado el diagnóstico integral de la escultura”, que el proyecto de restauración podrá estar listo tres semanas después de concluido el diagnóstico y que los trabajos de restauración requerían aproximadamente de tres meses:

“Con base en los resultados obtenidos, el equipo coincide en que será posible realizar una restauración óptima de la escultura y de su pedestal y que los procedimientos necesarios podrían tener una duración aproximada de tres meses”, se afirma.

En mayo pasado, EL UNIVERSAL informó que el anuncio del proyecto para la restauración de la estatua permanecía en la indefinición entre el INAH y el Fideicomiso. Ayer, sin embargo, Inti Muñoz, en una breve conservación telefónica, negó que hubiera descoordinación con el INAH.

Con el título “Estado que guarda el proceso para la restauración de la escultura ecuestre de Carlos IV El Caballito”, el comunicado del Fideicomiso hace un recuento de la Ruta para la Restauración de la Escultura que ha requerido un diagnóstico integral iniciado en noviembre de 2013. Refiere que en el diagnóstico participan expertos de varias instituciones académicas del país, y que el restaurador responsable es Mauricio Jiménez, quien coordina la licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Muebles de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

Muñoz expresa en el comunicado que a finales de marzo de este año, el Fideicomiso entregó al INAH un documento con 95% de los resultados obtenidos en los estudios; que estaban pendientes datos que se trabajaban en los laboratorios del Instituto de Física de la UNAM y del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.

El 2 de junio —continúa el comunicado— la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH hizo observaciones al documento y solicitó al Fideicomiso dos estudios adicionales: “pruebas electroquímicas” —para determinar la estabilidad ante los efectos del medio ambiente— e “identificación de productos minerales en superficie” —con el fin de actualizar el conocimiento del estado de la superficie del metal—.

En esa misma fecha se acordó iniciar el estudio de las pátinas en probetas, que desde un principio, recalcó Muñoz, se había acordado con el INAH que se haría una vez que se contara con la información completa de la primera fase del diagnóstico. Este estudio se realiza actualmente en los laboratorios de la UAM, bajo la conducción de Mauricio Jiménez.

“En este momento estamos avanzando bien, de acuerdo a lo establecido con el INAH”, reiteró en la entrevista Inti Muñoz, e insistió que las consideraciones señaladas por el INAH fueron básicamente para profundizar en contenidos.

“El INAH no señala deficiencias, señala cosas que había que desarrollar. En el camino se han determinado acciones adicionales, como de gammagrafía que se propuso al INAH en determinadas características, y se trabajó con el Instituto para incorporar las observaciones que nos hicieron. Desde el principio se tomó en cuenta que el procedimiento podría requerir estudios adicionales”.

EL UNIVERSAL solicitó una entrevista al INAH, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

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