La música es una medicina que puede ayudar a curar muchas cosas,  expresa con certeza Salif Keita, uno de los artistas más importantes del movimiento musical africano, quien hoy, a las 8 de la noche, ofrecerá un concierto acústico en la Alhóndiga de Granaditas, donde combinará ritmos modernos con la música tradicional de su natal Mali.

Este descendiente de Sundiata Keita, fundador del Imperio de Mali en el siglo XI, que es conocido como La voz de oro de África, está convencido de que su responsabilidad como músico es llevar alegría, transmitir cosas bellas y ayudar a las personas a sentirse mejor en su vida. Con esa convicción es que ha elegido el repertorio musical que presentará esta noche en el Festival Internacional Cervantino y este domingo, en el Teatro de la Ciudad, en la ciudad de México.

“El público latinoamericano es gran amante de la melodía, le gusta la fiesta y el ritmo, por eso se buscaron piezas con esta tónica”, dijo el cantante hoy durante una conferencia de prensa.

El músico albino, que ha padecido el rechazo de su familia real al decidir dedicarse a la música y el de una sociedad en donde tener la piel despigmentada significa llevar consigo una maldición, señala que ignora el fundamentalismo islámico que se vive en su país, su violencia e ideas extremistas.

Como artista, comenta, ha preferido ignorarlos y dedicarse a llevar la alegría por el mundo. "Si la música fuera mala, Dios no la habría creado", expresa Keita, para quien el islam y la música son compatibles, contrario a la mala interpretación que algunos musulmanes han hecho del Corán en su país natal.

Quien fuera integrante del grupo Les Ambassadeurs e inició su propia carrera desde los años 70, lanzándose a la fama mundial en los 80 desde Francia, y que hoy se ha convertido en uno de los mayores representantes del movimiento musical africano, también habla de uno de los mayores problemas que está aplastando a la música en África y en todo el mundo: la piratería.

Sobre este fenómeno, el músico comenta que, como en diversas partes del mundo, en África es muy difícil luchar contra la piratería por la corrupción de las autoridades.

sc

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