La poeta y ensayista trabaja en una antología de los poetas místicos de la India medieval, así como en la revisión de pruebas de imprenta para la publicación de la compilación El lejano oriente en la poesía mexicana, que reúne todo lo escrito por vates mexicanos sobre el oriente desde la India hacia el Este “o sea India, China, Corea, Japón, Tailandia…”.

La Secretaría de Cultura informó a través de un comunicado que la escritora también realiza dos libros de ensayo, en última revisión para ser publicados, y cuatro libros de poemas.

La académica acaba de terminar Insomnio , el cual está integrado por 13 poemas, que no solamente hablan del desvelo, también abordan la muerte, el amor y la violencia, textos escritos a lo largo de dos años en varias ciudades del mundo como Ginebra, Xalapa, San Cristóbal y París, urbes que al igual que Calcuta, le robaron el sueño a la autora.

En su obra la poeta narra los días en que nació su libro publicado por Ediciones Era. “Estaba yo en Calcuta, en una feria del libro allá porque me tradujeron un libro de poemas, al bengalí, y se iba a presentar y como debe haber casi 12 horas de diferencia y no podía dormir, a la tercera noche, sin dormir, comenzó a salir ese poema; salieron lo que son ahorita los primeros tres cantos de golpe y luego siguieron saliendo otros poema; es como un tributo al insomnio, que no me hace ninguna gracia, no lo padezco, en general duermo muy bien, es desesperante estar sin dormir pero divertido también”.

Para la ensayista, el hinduismo y la meditación han sido pieza fundamental desde hace varias décadas y la práctica de esta última, comenta, ha sido su aliada en la poesía. Agregó que meditar ha transformado su poesía y al releer algunos de los primeros poemas de su autoría la evolución que encuentra tiene que ver con los estados de ánimo y los temas que ahora le ocupan.

Fue en el taller de Juan José Arreola donde siendo muy joven Elsa Cross, aún estudiante de preparatoria, reconoció su verdadera vocación. La casualidad o más bien el amor, el novio que tenía en ese momento, la llevaron a conocer al gran literato, “él decía esto es un poema por esto y por esto y esto, y hay un trabajo de lenguaje y están muy bien los sentimientos, siempre y cuando se conviertan en poesía, está muy bien lo que sea, siempre que se vuelva poesía, si no, quedamos en un panfleto o político o de cualquier otro tipo”. Con sólo 16 años, su grupo de compañeros en el taller de Arreola, estuvo integrado, entre muchos otros, por Alejandro Aura, Federico Campbell, José Agustín, Gerardo De la Torre y Andrés González Pagés.

nrv

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