Los poetas Martha Canfield y Víctor Manuel Mendiola disertaron en torno a la grandeza de la poesía del zacatecano Ramón López Velarde (1888-1921) y ponderaron sobre todo la calidad de textos como La Suave Patria.

Reunidos en la mesa “Un diálogo sobre Ramón López Velarde”, en el Centro de Creación Literaria “Xavier Villaurrutia”, Canfield y Mendiola fustigaron a quienes han incomprendido la poesía Lópezvelardiana.

La autora de Corazón abismo y La provincia inmutable confesó la fascinación que descubrió en la habilidad de López Velarde para asociar palabras y ritmo.

“Era un mundo de creación verbal realmente fascinante, de ahí empecé en adelante a estudiarlo. Recientemente he vuelto a leer la versión inglesa de La Suave Patria, que es realmente muy bella, esa edición que uno piensa que con la cantidad de mexicanismos que usa es muy difícil pasarlo a otra lengua”.

“Yo misma lo he pasado al italiano y he tenido que luchar con eso, pero siento que el ritmo que se da en la versión inglesa respeta la musicalidad, aunque parezca raro del inglés al español son dos idiomas distintas”, consideró.

Además, se refirió a Octavio Paz (1914-1998), quien siendo uno de los grandes poetas de México, Premio Nobel de Literatura, no entendió la obra de López Velarde.

“Él dijo dos cosas absurdas sobre La Suave Patria, que la primera es un lenguaje que está en evolución, falleció muy joven y no pudo completar su evolución. Eso para mí está equivocado, porque el lenguaje de Velarde es de una perfección extraordinaria”, dijo al considerar que en La Suave Patria llega al punto más alto.

Luego, abundó, Paz lo consideró un poema muy exterior y “precisamente en mi estudio lo que hago es mostrar un poema interior, porque su visión de México parte de su sensibilidad, sentimiento y de su relación emotiva con el mundo mexicano”.

Al respecto, el poeta Víctor Manuel Mendiola consideró que es imposible no hablar de la manera como López Velarde vio a la mujer y de las principales mujeres de las que él estuvo enamorado o sostuvo una relación.

“En primer lugar Josefa de los Ríos, que conoció entre 1902 y 1903, él era muy joven; luego cuando llegó a México conoció a Margarita Quijano, y todas ellas aparecen en sus poemas, siempre de una manera enaltecida e inalcanzable”, afirmó.

Cuando uno llega al poema final de López Velarde y lee La Suave Patria, se da cuenta uno que ésta es una mujer.

nrv

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