Un ejemplar de la primera edición de , del Nobel colombiano , brilla como una joya en una colección de más de 30 mil libros que tiene el bibliófilo Juan Hincapié en la ciudad colombiana de Medellín.

El libro, cuya portada muestra el galeón descrito en la novela en medio de un bosque de tonos azulados en el que sobresalen tres flores amarillas en la parte inferior, comparte espacio con títulos antiguos que Hincapié presenta en un espacio que su librería, "Los libros de Juan", tiene en la Fiesta del Libro y de la Cultura de Medellín.

"Es una edición que llevaba siguiendo muchos meses. Sabía que estaba en Bogotá. El propietario murió y los herederos no le pusieron mucha atención, como sí lo hicieron con los bienes raíces. Entré en contacto con ellos a través de un intermediario y llegué hasta ella", dijo Hincapié.

La copia está en venta y su propietario espera que la persona o la entidad que la adquiera la done a una sala patrimonial.

"Ojalá no quede en manos de coleccionistas porque esto ya es parte patrimonial de Colombia. Es importante que el libro más conocido de Colombia pueda estar en una sala patrimonial en su primera edición", detalló.

Por las manos de Hincapié también han pasado títulos como El Cristo paciente de 1789, el primer libro editado en Colombia, y los dos tomos del Semanario del Reino de Nueva Granada de 1808, que incluyen notas y correcciones del autor, Francisco José de Caldas, uno de los próceres de la independencia colombiana.

"Cuando el Semanario del Reino de Nueva Granada fue de mi propiedad estábamos en la época del bicentenario de la Expedición Botánica, era 1983 y se estaba fundando la Casa Museo Francisco José de Caldas en Bogotá. Este libro, con las características que tenía, no podía pertenecerme porque era patrimonio bibliográfico de Colombia, entonces lo entregué", explicó.

El bibliófilo, quien asegura haber comenzado su colección cuando tenía 15 años por influencia de un tío suyo que tenía una biblioteca dedicada a Colombia, destacó que el libro más antiguo que tiene es una edición de 1536 de "Comentarios sobre la guerra de las Galias" del militar y político romano Julio César.

"Después del libro de Julio César le sigue uno de 1538 como los más antiguos de la librería. Como anécdota, hasta el año pasado fueron los libros más viejos que había en Medellín, porque la Universidad Eafit compró entonces las obras de Virgilio de 1498", afirmó.

Hincapié, que lleva 45 años haciendo su propia colección de "joyas y libros valiosos bibliográficamente", considera que aquellas obras emblemáticas deben pertenecer a salas patrimoniales y a espacios públicos.

Asimismo, manifestó que una de las cosas que más le gusta ver es la admiración que causan en los niños las ediciones que tiene de Cien años de soledad o de El Cristo paciente.

En ese sentido, destacó que lo que busca es que la gente se dé cuenta de que más allá de su costo o de su belleza estética, lo más importante de estos libros es su rareza.

"Yo simplemente soy un depositario que debo de mostrar y ofrecer libros, que la gente los conozca, porque para mí el coleccionista que no muestra las cosas es como el avaro que vive en una habitación arrendada y toda las mañanas mira su chequera para ver como aumentó su saldo. Eso no es tener nada", concluyó.

sc

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