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En 1993, Irvine Welsh saltó a la fama con Trainspotting, su primera novela, en la que recrea como nadie lo había hecho el mundo de los heroinómanos. En 1996, el escritor escocés, radicado desde hace 12 años en Estados Unidos, comenzó a alcanzar la gloria cuando su novela fue llevada al cine por Danny Boyle luego de que fuera adaptada al teatro. Se convirtió en escritor de culto. Ese mismo año, Anagrama la publicó para el mundo de habla hispana.

En poco más de dos décadas, Irvine Welsh ha desarrollado una carrera en la literatura, el teatro y el cine; ha escrito guiones de dos obras de teatro, tres guiones de cine, cuatro libros de cuentos y 10 novelas, nueve de las cuales han sido publicadas en español por Anagrama, la más reciente es La vida sexual de las gemelas siamesas, una clásica historia de Welsh, quien sigue indagando en el mundo de las adicciones, ahora en la adicción por el cuerpo, y donde hace una radiografía de los excesos de la realidad norteamericana.

Definido como “el Céline escocés de los 90”, “un escritor muy frío que consigue despertar sentimientos muy cálidos”, un “genio de la sátira más perversa”, “un sabio de la escoria que excava y saca a la luz nuestras obsesiones más oscuras”, “un gran conocedor de la depravación” y, sobre todo, “un escritor de las adicciones del mundo contemporáneo”, Irvine Welsh se siente feliz porque su novela Escoria (Filth) ha sido llevada al cine bajo la dirección de Jon Baird y con James McAvoy como protagonista. Tanto se enamoró de la interpretación de McAvoy, que sumó un tatuaje a su piel; optó por hacerse, por supuesto, la cara de un cerdo con gorro de policía en el brazo derecho.

Es autor de Trainspotting, Porno, la secuela de Trainspotting, y Skagboys, precuela de esa obra que lo llevó a la cima. Es autor de una literatura aparentemente disipada, cuyas historias transcurren con personajes que viven en los márgenes de la sociedad. Escribe en el áspero, colorido y vigoroso lenguaje de las calles y a través del dialecto escocés ha hecho la épica y la picaresca de los excesos de la posmodernidad.

A Welsh le interesa lo posmoderno y apuesta por el sistema postcapitalista; en eso es reiterativo. Quiere ver llegar esa sociedad que se base más en el juego que en el trabajo; concibe que se deberían pagar apenas algunas cosas: viajes, comida y el lugar donde vivir; cree que lo demás debería ser gratuito.

Sobre literatura, cine, excesos, la naturaleza humana y su visión de la realidad, así como sobre La vida sexual de las gemelas siamesas, Welsh conversó con EL UNIVERSAL, en su visita a México hace unas semanas. La nueva novela transcurre en Miami y tiene como protagonistas a Lucy Brennan, una escultural experta en fitness, y a Lena Sorensen, una artista obesa y deprimida que está fascinada por Lucy.

¿Te incomoda ser llamado “El escritor de las adicciones”?, ¿tienes alguna definición para el escritor que eres?

No sé, creo que es una especie de calificativo. Una de las cosas sobre las que he escrito es que estamos inmersos en el mundo y entonces no piensas mucho en una definición de ti mismo, sobre tu lugar o sobre decir ‘soy tal cosa’. Tú piensas más en el libro que estás escribiendo y en el próximo, y no piensas en los reflectores, piensas en los proyectos en los que estás envuelto.

Eres un escritor sumamente obsesivo, metódico, profundo, ¿es una vocación ver la realidad para llevarla a tu literatura?

Pienso que la segunda tiene que ver con la primera, creo que me gusta escribir y no me gusta hacerme el tonto a mí mismo.

¿Cuál es la dinámica que empleas?, ¿eres un adicto a ciertos temas?, ¿la adicción comienza por tus propias búsquedas?

Creo que estoy interesado en este que es un mundo extraño, estamos en la transición hacia una economía moderna, un lugar donde ahorita ya no hay trabajo, es un lugar donde ahorita los políticos de izquierda o derecha no tienen nada que decir de por qué no hay trabajo, por qué tenemos que escuchar toda esa basura, casi estamos en una revolución, en una nueva forma de vida, la gente, los individuos están en la prisión, no se pueden conformar con el poder, por eso intentan mantener las cosas que tienen lo más que puedan. Cuando esta gente piensa en lo que significa ser un ser humano en el mundo moderno, especialmente la gente joven, la otra gente como yo, ustedes, saben que es un tiempo difícil, que es mucho mejor que escuchar a los adultos, es lo que tienen que hacer y eso es fascinante, es un gran tema sobre el que escribir y yo creo que no sé si sea la mejor forma de ficción pero debería ser la mejor.

¿Los jóvenes son el gran motor?

Ahora parece que los jóvenes son muy conservadores, si abres los periódicos te das cuenta que todo está empacado, todo está como muy fácil de hacer, está digerido de alguna forma, y entonces parece que nos veremos en un mundo mucho más lejano. Mis personajes reflejan esa transición.

El mundo va revolucionando brutalmente y tú vas a muy buen ritmo, ¿cómo le haces para estar a la par de ese ritmo?

Yo creo que este punto de vista es porque observo qué está pasando, leyendo las ideas de la gente que es cercana a mí, esa visión del futuro, toda la idea parece para mí que el colapso del consumismo no puede continuar más. Toda esa producción. La gente más joven sabe que todo debería ser gratis, estoy hablando por mí mismo, todas las series de televisión deberían ser gratis, quizás para pagar pero poco. No veo por qué las cámaras y las televisiones tengan que tener un costo, porque es una producción masiva, sería muy fácil que fueran gratis.

Cada vez más gente se transforma en las redes sociales, para los jóvenes no tiene sentido ir a la escuela si de todos modos dicen “voy a tener trabajo, no necesito la escuela, no necesito estar educado con todo lo que hay en la red”, pero de una forma más intelectual, ¿qué es lo que estamos construyendo? Parece una invención de la realidad, si ves la independencia de Escocia, el referéndum, todos los problemas en Siria, en Grecia, los problemas en Portugal, en España, hay una especie de revolución, pero no una revolución que quiera aplastar los bancos y destruir a la gente, el problema es que no hay nada relevante en la vida.

¿Estás desencantado de la realidad de Escocia?

Creo que es curioso, en Escocia la gente estaba construyendo una nación y ahora está el problema del referéndum, ellos tenían su propio gobierno, tenían un poder cultural mucho más fuerte en la economía, de todos modos la colonia está cayendo también.

¿Una de nuestras mayores adicciones en el Internet es la fama?, ¿queremos nuestros 15 minutos de fama, queremos que los reflectores nos apunten?

Sí, creo que sí. Es muy fácil distraernos ahora. En realidad estamos en una transición donde queremos saber quiénes somos y a dónde vamos.

¿El futuro puede ser más apocalíptico, donde priven más fanatismos? Por ejemplo, en esta novela, Lena anhela un cuerpo esbelto...

Creo que necesitamos continuar educándonos, necesitamos darnos cuenta, por ejemplo, de que todas estas compañías que producen y lanzan todas las marcas deberían ser gratis, esto está cayendo, todas las compañías están siendo socias y la gente en Edimburgo, por ejemplo, está perdiendo dinero, todo está más monopolizado en el mundo, todo está siendo comprimido. Los individuos vivimos en un tiempo confuso, que debemos aprender a vivir. En los últimos cinco años las cosas han cambiado de una forma muy drástica y en los próximos cinco años van a cambiar más todavía.

Aunque Elena y Lucy están en polos opuestos, comparten un culto por el cuerpo...

Queremos siempre la versión más hermosa de nosotros, pero con todo este consumismo no podemos consumir menos, todo nos causa peso. Ahora todo son dietas, ejercicios, somos miembros de gimnasios, tomamos píldoras, tenemos que sustituir un producto. Pero tienes que seguir consumiendo. Lo terrible es que no podemos consumir menos. Por otro lado, si no tienes dinero ¿qué puedes hacer? Es algo que tenemos que pensar; vivimos en un lugar que básicamente no produce.

Tienes una relación muy cercana con el cine, ¿de ahí viene tu lenguaje tan frenético?

No, escribo primero literatura, si lo piensas como una película no va a funcionar como una novela, si alguien lo adapta es diferente. Pero sí, mi relación con el cine es muy buena.

Te tatuaste un cerdo con un gorro de policía por tu película Escoria

Me lo tatué en el brazo, es por la película Filth, que apenas va a salir aquí, con James McAvoy. Tienes que verla porque McAvoy es increíble.

¿Es lo que tú esperabas?

Es mejor, es una locura, es absolutamente increíble.

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