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Madrid.—Carmen Balcells nunca en su vida publicó un libro, pero gracias a ella se publicaron algunas de las mejores obras literarias escritas en español. Fue la agente literaria más importante. Representó a seis premio Nobel: Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Miguel Ángel Asturias, Mario Vargas Llosa y Camilo José Cela. Pero también a otros muchos que no lo fueron como Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán y Juan Goytisolo. Leyó miles de manuscritos y buscó editoriales en las que publicarlos. Supo descubrir talentos. Primero en España y luego en latinoamérica.

Pero Carmen Balcells sobre todo logró profesionalizar el oficio de representante de escritores. Revolucionó el mundo literario en español. Cambió las reglas del juego con ayuda del abogado Molas. Creó dos elementos nuevos en los contratos: los límites geográficos y de tiempo. Es decir, por cada publicación, los autores cobraban y por cada país en el que publicaban volvían a cobrar. Así negoció contratos, derechos y traducciones, siempre luchando por los intereses de sus autores. Pedía adelantos para ellos, cobraba porcentajes por sus traducciones. Pero también se preocupaba de sus vidas, de sus parejas, de sus hijos, les prestaba dinero, les aconsejaba, les ayudaba… Supo entenderlos y ayudarlos a que escribieran sus mejores obras. Fue amiga, consejera y confidente. Con muchos de ellos forjó una gran amistad además de una estrecha colaboración. Incluso llegó a decir que cuando perdía los derechos de uno de ellos sentía el mismo dolor que el que sufría con un desengaño amoroso, y llegó a reconocer que alguna vez había llorado por la marcha de algún escritor especialmente querido.

Juan Marsé decía de ella: “te cuida hasta el punto de que se mete en tu vida, y te aconseja si te conviene o no cambiar de piso, o cambiar de mujer”. Juan Goytisolo de vez en cuando la llamaba y le pedía en broma que se casara con él. El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti dijo en una ocasión que gracias a Carmen Balcells “voy al mercado cada mañana”. Carmen decía de García Márquez que no podía imaginar su vida sin él, aunque él contaba una vez que hablando por teléfono con ella le preguntó. “¿Me quieres Carmen?”. Y ella le respondió: “A eso no te puedo contestar porque eres casi 36.2% de nuestra facturación”.

Nacida en un pueblecito de sólo 500 habitantes de la provincia de Lleida (Cataluña, noreste de España) en 1930 en el seno de una familia humilde, tras terminar sus estudios y sin pasar por la universidad Carmen Balcells comenzó a trabajar en la agencia literaria del escritor rumano exiliado Vintila Horia, quien la contrató como delegada en Barcelona. Tras aprender todo lo que pudo, en los años 60 (en plena dictadura de Francisco Franco) y cuando Horia cerró su agencia, ella montó la suya propia en su departamento y comenzó a representar a los escritores de la época. Luis Goytisolo fue su primer representado español. Luego vino su hermano, después llegaron Manuel Vázquez Montalbán, Juan Marsé, Camilo José Cela (que ganó el Nobel), Eduardo Mendoza y Ana María Matute, a quien le dio un préstamo para que se comprara un departamento.

Un día se enteró por Juan Manuel Caballero Bonald que existía un manuscrito llamado Cien años de soledad, de un periodista colombiano entonces desconocido en España: Gabriel García Márquez. Después de varios rechazos consiguió que una editorial lo publicara. Fue su primer gran éxito al que siguieron muchos más de la mano de otros escritores latinoamericanos del “boom”, que ella creó, como Mario Vargas Llosa, a quien fue a buscar a Londres para ofrecerle los 500 dólares que necesitaba mensualmente para dedicarse tan sólo a escribir. Un préstamo que le permitió acabar una novela que sería Conversación en la Catedral.

“Fue mucho más que una agente o representante de los autores que tuvimos el privilegio de estar con ella”, escribió ayer Vargas Llosa en El País. “Nos cuidó, nos mimó, nos riñó, nos jaló las orejas y nos llenó de comprensión y de cariño en todo lo que hacíamos, no sólo en aquello que escribíamos”, añade. “Era inteligente, era audaz, era generosa hasta la locura, era buena y su partida deja en todos los que la conocimos y la quisimos un vacío que nunca nadie podrá llenar”.

También descubrió a Juan Carlos Onetti, a Julio Cortázar, a José Donoso y a Alfredo Bryce Echenique. Todos ellos se mudaron a Barcelona, donde comenzaron a publicar sus obras. Pronto su agencia literaria, Carmen Balcells Agencia Literaria S.A., que tenía casi 50 empleados, se convirtió en la más importante de la literatura en castellano, y ella en una figura de reconocido prestigio.

La dirigió hasta 2000, cuando cumplió 70 años y recibió la Medalla del Mérito Cultural.

Fue entonces que comenzó un progresivo y lento retiro de la dirección de la agencia. En 2008 retomó las riendas tras la pérdida de autores tan importantes como Guillermo Cabrera Infante y Roberto Bolaño. Ya en 2014 nombró al joven gestor cultural Guillem d'Efak como su sucesor. En mayo del año pasado, se anunció la fusión de la agencia de Balcells con la de Andrew Wylie, a través de un convenio de intenciones para crear una joint venture provisionalmente llamada Balcells & Wylie, pero no se consolidó.

Balcells dedicó por entero su vida a la literatura y se convirtió en famosa sin quererlo. Apenas concedió entrevistas. Decía que quienes tenían que tener publicidad eran la editorial y el escritor, pero no la agente. Además creía que podía perjudicar la confidencialidad que debe regir entre agente literario y autor. Tan sólo habló con algunos escritores o periodistas literarios a quienes siempre decía que valía más por lo que callaba que por lo que decía. El domingo murió en Barcelona a los 85 años.

Condolencias desde México. Instituciones como el Fondo de Cultura Económica y especialmente la Feria Internacional del Libro de Guadalajara externaron sus condolencias por la muerte de la “Mamá Grande”, como la llamaron algunos de sus escritores.

Raúl Padilla, presidente de la FIL, dijo: “Su férrea voluntad para promover a los autores de nuestro continente fue indispensable para consolidar el intercambio cultural entre los países de Iberoamérica. Su legado vivirá por mucho tiempo”.

Marisol Schulz, la directora de la feria, señaló: “Desde mis inicios como editora hubo una figura mítica, legendaria, a la que todos los editores nos referíamos con una inmensa admiración y respeto: la catalana Carmen Balcells”, quien “impulsó y dio vida a la obra de autores indispensables de nuestra región”.

Carmen Balcells, la agente literaria que gestionó más de 50 mil contratos con escritores diversos, entre los que también estaban Isabel Allende y Roberto Bolaño, vivió para y por la literatura; ahora sus restos serán depositados en la cripta familiar de su pueblo, en la intimidad, sin funerales.

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