El Rijksmuseum expone este verano una retrospectiva de Adriaen van de Velde, un maestro del paisajismo del siglo XVII cuyos cuadros ofrecían una imagen idílica de la Edad de Oro holandesa a base de escenas urbanas, rurales y costeras bañadas en luz y color.

Durante esta época Holanda fue una potencia europea que tenía como centro neurálgico el puerto de Amsterdam.

El país comerciaba por medio mundo gracias a su potente flota marítima. Al mismo tiempo, la ciencia y la cultura emergían con fuerza.

Adriaen van de Velde se crió en un ambiente propicio para que su vena artística se desarrollara. Tanto su padre como su hermano mayor eran pintores de paisajes marítimos.

Sin embargo "a él no le gustaban los barcos, es obvio cuando ves sus pinturas", explicó Marijn Schapelhouman, comisario de la exposición "Adriaen van de Velde, el maestro holandés del paisaje".

De hecho, las figuras centrales de sus cuadros marítimos nunca fueron las gloriosas flotas holandesas, sino los animales y las personas que paseaban por la orilla.

Una vez dejó de trabajar en el estudio familiar, Adriaen van de Velde decidió centrarse en escenas que se desarrollaban en el campo. La mayoría de estos trabajos reflejaban a campesinos con su ganado a la sombra, descansando e incluso durmiendo.

"Adriaen van de Velde retrató estos momentos de una manera muy idealista", indicó Schapelhouman, y añadió que "a pesar de pintar escenas del siglo XVII, todos los animales parecen sanos, los hombres son guapos y las mujeres exuberantes".

Este idealismo se combina con elementos que poco tenían que ver con la geografía holandesa. En algunos de sus cuadros se ven largas y frondosas montañas, algo muy poco común en Holanda.

"En realidad creemos que nunca vio una en su vida. No sabemos cómo, pero las pintó con maestría", añadió Schapelhouman.

Además de cuadros, la exhibición presenta decenas de pequeños dibujos en los que Adriaen van de Velde trabajó para perfeccionar su técnica. En una de las secuencias se puede ver una silueta que va adquiriendo poco a poco forma humana.

En el último dibujo la figura se convierte en un hombre que no está solo, sino incrustado en un paisaje mucho más amplio.

No solo de paisajes vivió este pintor holandés. Uno de los cuadros más grandes de la exposición es una escena religiosa, La anunciación de la Virgen.

"Esa es la grandeza de Adriaen van de Velde. Sus contemporáneos buscaban una especialización y la explotaban, pero él se atrevió con estilos muy diferentes", dijo Schapelhouman.

La anunciación de la Virgen no era un cuadro cualquiera, ya que fue pintado en una época en la que el protestantismo era la religión oficial de Holanda.

"Colgó en una de las iglesias católicas clandestinas que había en Amsterdam en esa época, pero no sabemos en cuál", apuntó Schapelhouman.

Adriaen van de Velde falleció con apenas 35 años. Como muchos de los pintores mundialmente reconocidos, murió siendo casi un desconocido y ahogado en deudas.

"Se hizo muy popular mucho después, en la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del siglo XIX. Fue entonces cuando se empezó a pagar mucho dinero por sus obras", indicó Schapelhouman.

"Adriaen van de Velde, el maestro holandés del paisaje" se exhibirá hasta el próximo 25 de septiembre.

De forma paralela, el Rijksmuseum ha organizado la exposición "Japón moderno. Colección de Elise Wessels".

Esta muestra presenta decenas de pinturas que retratan la rápida modernización de Japón a lo largo del siglo XX, además de kimonos y postales de la época.

sc

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