El fotógrafo Ernesto Ramírez explora en los fenómenos de la sociedad de consumo, el binomio poder-placer y la relación entre ídolo y fan, a través de su muestra “Exitosina”, donde el público encontrará imágenes de un San Judas Tadeo convertido en uno de “Los 4 Fantásticos”, la mímesis de “Tin Tan” y las “beliebers” .

En su departamento de la colonia Independencia, donde los libros se han convertido en huéspedes invasivos, Ernesto Ramírez cuenta que él también sabe lo que es ser fan, en su caso devoró la vida y obra de “Fantomas” y de “Kalimán”, pero después sustituyó esos ídolos por su familia y su trabajo.

Ahora, en la exposición a inaugurarse este 11 de febrero y que permanecerá hasta el 10 de abril en la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Pachuca, Hidalgo, el visitante encontrará destellos de la variante mexicana de la “Exitocina”, por ejemplo, un San Judas Tadeo convertido en uno de “Los 4 Fantásticos” (y con el mismo rictus apagado de “La Mole”) o personas que dejan el anonimato para mimetizarse con el “Pachuco de Oro” o “El Chavo del 8”.

Pero, es el frenesí de un par de “beliebers” mexicanas en pleno concierto de Justin Bieber en el Zócalo capitalino, el que mejor condensa a “Exitocina”. Esa imagen y un par de videos complementarios, tienen un lugar central en esta exposición montada en los muros de la Sala “Nacho López” de la Fototeca Nacional.

Ramírez reveló que su “Exitosina” se le “reveló” cuando acudió al Panteón Jardín a una conmemoración de la muerte de Pedro Infante. El “instante decisivo” se dio al ver a una fan entrada en años besando la estatua de “El Ídolo de Guamúchil”. “Me percaté de que a más de 50 años de su muerte, él sigue siendo una de las grandes figuras de la música y el cine nacional, pero también de su cultura emocional”.

A Ramírez le atrajo la parte antropológica y social de este fenómeno, cuyas claves incluso se encuentran en la política y la religión. Ese trasfondo es el que intenta dejar patente en “Exitocina”, por eso la muestra es una reflexión profunda sobre la sociedad del espectáculo.

Las 28 imágenes y el par de audiovisuales que la componen y que muestran el gozo que se desborda hacia las estrellas de la música, cine o televisión, tienen su eco en el texto introductorio de Eduardo Limón y algunas citas que se leen a manera de máxima, como la de David Bowie: “No hay nada que aprender del éxito (…) todo se aprende del fracaso”.

Ramírez, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, dice que de acuerdo con Scianna, la fotografía no está más interesada en el mundo, sino en sí misma, y que vivimos en un tiempo en el cual la imagen es más importante que el ser.

De ahí la invasión de las selfies, el empoderamiento del exhibicionismo en las redes sociales, la urgencia del presente, “y cómo todo este fenómeno del marketing y del consumo tiene que ver con los grandes ídolos, alrededor de ellos se genera un mercado y una economía incalculable.

“Por eso me parece un hallazgo, vincular la idea del éxito con la oxitocina, la ‘hormona del amor’, aludiendo a esa fascinación por el otro. En la actualidad, cumplir con esta sociedad es sinónimo de tener éxito. En cualquier caso, con Exitocina, Ernesto Ramírez hace una declaración: Soy fan de los fans”, se informa en un comunicado del INAH.

sc

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