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“Está en manos del espectador la supervivencia del museo”, plantea con total provocación el artista español Eugenio Ampudia, quien en una de las obras de su exposición El futuro no es de nadie todavía da al visitante el poder de volar el edificio del Museo Carrillo Gil. Es una forma de “ampliar el espacio expositivo”, jugar con la idea del “cierre del museo” y es también decirle al espectador que se espera más participación de él.

El futuro no es de nadie todavía abrirá al público el 29 de enero en el Museo de Arte Carrillo Gil, donde Ampudia exhibirá 30 obras que incluyen videoinstalación, instalación y obra gráfica.

Dentro de su serie fotográfica Dónde dormir, que ha realizado en recintos como el Museo del Prado o la Alhambra de Granada, Ampudia concibió una propuesta para México que desarrolló la noche del jueves 21 de enero en el Museo Diego Rivera Anahuacalli y con la cual, de nueva cuenta, reflexionó en torno al lugar y el papel de las instituciones culturales en una invitación a hacer más habitables los espacios museísticos; toda la noche estuvo en el Museo y ahí se generaron fotos y videos de esta experiencia. El resultado llegará a la muestra del Carrillo Gil.

Ampudia es un artista multidisciplinario, autor de obras que se refieren al mundo que le rodea, al tiempo que vive, al afán de muchas personas por vivir en el pasado o en el futuro, a la necesidad de activar los museos, al papel de las instituciones culturales y al lugar que en todo este proceso tiene el espectador.

El futuro no es de nadie todavía, con curaduría de Blanca de la Torre, estuvo en 2015 en el Parque Fundidora de Monterrey y el Marco de Oaxaca. La muestra que viene al Carrillo Gil no es igual a las anteriores; el artista ha creado aquí cinco obras in situ; en todas ha habido obras específicas para el lugar.

“Va mutando la exposición”, explica Ampudia, quien en 2008 fue ganador del premio AECA al mejor artista español vivo representado en la feria ARCO 08. “Lo que hacemos los artistas es contar cosas a la gente que tenemos alrededor y tenemos que ser eficaces a la hora de contarlo. ”

La curadora Blanca de la Torre agrega: “No nos interesan estas exposiciones enlatadas, es adaptarse a cada lugar, trabajar con el personal de ese lugar”.

Haber estado en México ha influido en las piezas de Ampudia, aunque no se considera “un artista esponja”. “Me interesa lo que sucede alrededor y la realidad de este país forma parte ya de mi realidad; en torno a eso formo mis estrategias”. Algo similar había vivido tras su experiencia en Singapur; los lugares son determinantes en sus obras.

Las piezas han sido creadas entre 2008 y 2016. “La exposición empieza con una plaga de imágenes, mil 800, son obras de otros artistas que he intervenido con forma de bichos. Luego llegamos a una pieza llamada Tiempo, con agujas de reloj que construyen ante los ojos del espectador la palabra tiempo y se destruyen, no duran ni un instante. Es lo que sucede con lo que vivimos, al final sólo somos un instante que cambia a cada instante, que es lo que da título a la exposición. Es en el presente donde se elaboran todas nuestras estrategias para cambiar el futuro”.

Ampudia explica que una de las líneas de su obra es el meta-arte: “Me importan las cosas que están a mi alrededor, así hable de piezas del pasado y el arte es mi realidad. El papel de las obras de arte cambia con el tiempo. Mis piezas no son para gente que vivirá 100 años”.

También hay en su obra una crítica a la cultura como lugar de consumo, y habla de las instituciones. “Parece que la industria de la cultura está muy en competencia con la del turismo y eso genera accidentes bestiales; tanto a la hora de las visitas o la hora del poder que tienen las instituciones relacionadas con el turismo hay que plantear que los museos están creados para la gente que vive alrededor, cuando más útil es un museo es cuando está más implicado con la sociedad. En este barco trabajamos muchos en conjunto. Hacemos las cosas entre todos. Es verdad que el papel del comisario, del artista, del director del museo son preponderantes, pero es verdad que participan otras personas”.

Vania Rojas, directora del Museo Carrillo Gil, resalta la colaboración como una estrategia para construir y formular las exposiciones. “Habla de una colaboración profesional para entablar un diálogo entre tres museos, una curadora, un artista y la colaboración del Centro Cultural España”.

El futuro no es de nadie todavía se exhibirá del 29 de enero al 11 de mayo en el Museo Carrillo Gil.

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