El Centro Nacional de las Artes (Cenart) se sumará a las actividades para conmemorar el natalicio de la bailarina, coreógrafa y maestra mexicana Amalia Hernández, el próximo sábado cuando el Ballet Folklórico que fundara la artista ofrezca una gala en las Áreas Verdes de ese recinto.

La función, que será engalanada con la música en vivo de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, se realiza además en el marco del Día Internacional de la Danza, instituido en 1982 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en honor del natalicio del francés Jean-Georges Noverre, innovador y estudioso de este arte, maestro y creador del ballet moderno.

De acuerdo con la Secretaría de Cultura federal, el programa que rinde homenaje a esta creadora, que dedicó su vida a difundir la danza mexicana en el mundo, estará integrado por las coreografías Sensemayá (Coreografía de La Gran Tenochtitlán), Guerrero, Adelita y La Revolución.

Además, se podrán apreciar otras piezas icónicas como Danzón Nereidas, Fiesta en Tlacotalpan, Dios nunca muere, Danza del Venado, Guadalajara, Fiesta en Jalisco y Huapango.

La Orquesta Escuela Carlos Chávez, creada en 1990, está integrada por 130 jóvenes músicos que forman parte del proyecto de enseñanza musical sustentado por la Licenciatura instrumentista, y funciona como un laboratorio de educación musical y de expresión que los ubica dentro del entorno y el quehacer del músico profesional.

A lo largo de más de dos décadas, la Orquesta ha sido semillero de nuevos talentos que hoy día son miembros de las orquestas profesionales más importantes del país.

Amalia Hernández Navarro nació el 19 de septiembre de 1917. Incursionó en la danza desde muy temprana edad, aprendiendo de los grandes maestros de la época, y desarrollando además la visión para resaltar el valor artístico de la cultura mexicana en el escenario.

En 1934, ingresó a la Escuela Nacional de Danza, dirigida por Nellie Campobello, donde estudió ritmos indígenas con Gloria Campobello y danza española con Encarnación López, La Argentinita, por mencionar algunos.

Además, se especializó en arte mexicano, aprendiendo del maestro Miguel Covarrubias, lo cual impulsó su formación multidisciplinaria que le permitió capturar en sus coreografías la esencia de cada región, a través de su minucioso trabajo de investigación, que iba de lo antropológico, histórico, mítico y etnográfico, hasta un análisis musical, religioso y festivo.

Después de más de una década de formación, en 1948 se integró a la Academia de la Danza Mexicana como maestra y coreógrafa. Ese mismo año, participó en la fundación del Ballet Nacional de México, dirigido por Guillermina Bravo y posteriormente formó parte del Ballet de Waldeen.

Para 1949, estaba de vuelta en la Academia, siguió colaborando con Waldeen y a inicios de los años 50, promovió la creación del Ballet Moderno de México.

En 1954, el Ballet Moderno de México desapareció, pero Amalia Hernández continuó trabajando con el Ballet de México, agrupación que fundó también en 1952, constituida únicamente por ocho bailarinas y que permaneció vigente gracias a su aparición semanal en el programa Función de Gala.

El éxito de la compañía atrajo la atención del Departamento de Turismo, que llevó el espectáculo a diferentes países del continente y en 1959, el Organismo de Promoción Internacional de Cultura solicitó a Amalia Hernández la preparación de un programa especial que representara a México en los Juegos Panamericanos de Chicago.

Fue así como nació el Ballet Folklórico de México, que además recibió la invitación del Instituto Nacional de Bellas Artes para presentarse cada domingo en el Palacio de Bellas Artes.

La primera función del Ballet en dicho recinto ocurrió el 11 de octubre de 1959, y tuvo una acogida tan grande que desde entonces la compañía ofrece tres funciones semanales en la sala principal del Palacio de Mármol, una los miércoles por la noche, y dos más los domingos.

Amalia Hernández logró marcar una de las tendencias más representativas de la danza mexicana de la segunda mitad del siglo XX, consolidando una compañía con fuerza y estilos propios, y con una propuesta artística tan innovadora que le ha permitido prevalecer sobre infinidad de circunstancias. El 4 de noviembre del año 2000, la gran dama de la danza dejó de existir, a los 83 años de edad.

sc

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