Estocolmo. — El cáncer podría ser tratado un día como una enfermedad crónica, según el Nobel de Química, el sueco Tomas Lindahl, quien recibirá este año el galardón por sus estudios sobre reparación del ácido desoxirribonucleico (ADN), un camino en el que hay que avanzar si se quiere hallar una cura.

Lindahl será premiado junto a Paul Modrich (EUA) y a Aziz Sancar (Turquía) por revelar mecanismos con los que las células reparan el ADN y protegen información genética, lo que ha facilitado terapias contra el cáncer.

El experto en este mal desarrolla su trabajo como jefe de grupo emérito del Instituto Francis Crick de investigación biomédica, en Londres. Que el cáncer llegue a ser un día una enfermedad crónica es “uno de los objetivos en nuestro campo de investigación”, señaló.

“Más que hablar de curar el cáncer, prefiero mirar el problema como a la diabetes, que no se intenta curar. Lo puedes intentar aunque es difícil, pero puedes vivir con tu enfermedad, hay una buena medicación para ello y puedes llevar una vida normal”.

El objetivo con el cáncer “es lograr lo mismo. Que se pueda vivir con él. Con una medicación diaria y tener una vida normal”, explicó Lindahl.

Sin embargo, no se aventuró a dar un plazo para llegar a ese objetivo, pues hay diferentes tipos de cáncer. “Algunos que podemos curar o ralentizar y otros que no entendemos”.

La esperanza de los investigadores es “entender por qué algunos tipos de cáncer no responden a los tratamientos”. Si son capaces de responder esa pregunta podrán encontrar otros medicamentos y mejorar tratamientos.

El investigador reconoció que falta realizar más investigación básica, un tipo de ciencia fundamental.

Los trabajos que le han valido el Nobel a Lindahl han descubierto la ‘caja de herramientas’ de que disponen las células para reparar el ADN, que puede sufrir daños en procesos de replicación o por agresiones externas.

En contra de lo que se creía en los 60, Lindahl demostró que la estabilidad de la molécula de ADN no es tan resistente y que sufre deterioro lento pero notable, por lo que debería haber mecanismos para repararlo.

Por ello identificó gran cantidad de proteínas que vigilan los genes y reparan daños que puedan producirse en ellos. Que esos mecanismos no funcionen correctamente puede ser un paso hacia el cáncer.

Se trata de un terreno complicado, pues “hay más de un mecanismo de reparación del ADN, que es una macromolécula compleja que se puede dañar de formas diversas”, por eso no precisa si en un futuro el ser humano podrá dominar esas técnicas.

Sin embargo, está convencido de que entender la manera en que el ADN se repara es “la única forma de encontrar curas para el cáncer y otros problemas, por ejemplo los relacionados con la edad”, concluyó.

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