El deshielo puede llegar a traer consecuencias que la mayoría de la población mundial no ha llegado a plantearse. Bajo los hielos de Siberia, en el norte del mundo, a unos cuantos metros de profundidad se esconden elementos que formaron parte de la vida de los antepasados del ser humano moderno.

Virus y bacterias, que estuvieron con el ser humano en la era neandertal, quedaron congelados junto a herramientas, restos óseos e instrumentos que esporádicamente son hallados y permiten conocer detalles de aquellos tiempos.

Ahora, ¿qué pasaría si el hielo que cubre algunos antiguos microorganismos se derritiera? ¿Qué pasaría si salieran a la superficie virus que provocaron grandes daños hace miles y miles de años?

Investigadores del hemisferio norte han comenzado a plantearse estas preguntas, especialmente porque el año pasado resurgieron virus que estuvieron congelados durante 30 mil años.

Un reportaje publicado por el diario El Mundo señala que hasta ahora han sido tres los virus hallados en Siberia y el Ártico. Sus nombres son complejos, indica la publicación, se denominan "Mollivirus", "Pandoravirus" y "Phitovirus Sibericum".

Al último lo descubrió un equipo de la Universidad de AIx Marseille, Francia, a comienzos de la década del 2000. Lo encontraron a 30 metros bajo la superficie helada. Para imaginarse cuán profundo estaba habría que figurarse 10 pisos de un edificio de apartamentos hacia el centro de la Tierra.

El año pasado intentaron revivirlo y probaron si tenía capacidad para atacar otro ser vivo. Lo hicieron en unos organismos minúsculos, que no pueden verse a simple vista. Trabajaron con amebas, parásitos que pueden causar enfermedades en el hombre.

"Durante las 12 horas siguientes a su reactivación, el virus se introdujo en la ameba y se multiplicó cientos de veces. La ameba murió por rotura y apareció una nueva generación de virus", manifestó a El Mundo Chantal Abergel, investigadora francesa que participó del estudio, publicado en la revista Procedings of the National Academy of Sciences.

Una aclaración que pone bajo paños fríos la impresión que pueda dar la escena del virus prehistórico en acción es que atacó una ameba, no un humano.

De hecho los investigadores que trabajan en el tema remarcan una y otra vez que no es un virus que afecte al hombre, ni este ni los otros dos que encontraron bajo los hielos de Siberia y el Ártico. Pero, ¿podría revivir un virus que infecte personas? El País de Uruguay consultó a Juan Cristina, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y experto en Virología.

"Es muy difícil para la ciencia contestar esa pregunta, porque no se sabe lo que podría pasar", puntualizó el científico, quien tiene en su haber estudios realizados en Europa, Estados Unidos y Japón en distintas áreas científicas. "Pero si se plantea como una hipótesis teórica, puede ser" posible, agregó.

La Organización Mundial de la Salud realiza trabajos de vigilancia epidemiológica monitoreando que esto no deje de ser una hipótesis teórica.

Antártida

La Facultad de Ciencias realiza trabajos junto al Instituto Antártico Uruguayo estudiando los virus que pueda haber en el continente helado del hemisferio sur.

La tarea de los científicos no se basa en patógenos que hayan vivido en la prehistoria sino en cepas de virus conocidos que puedan surgir y causar enfermedades en el ser humano o los animales.

En lo relativo al hombre, analizan constantemente si surgen nuevas variantes de gripe aviar, la cual se transmite al ser humano. La Antártida forma parte del circuito migratorio de muchas aves. Analizando su materia fecal pueden saber si estas portan un patógeno que aún no haya llegado al continente. En contacto con organizaciones internacionales, los científicos podrían alertar y ayudar a prevenir una pandemia de gripe aviar.

También monitorean la aparición de patógenos que afectan a la industria avícola.

kal

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