Un par de profesores de Biología han planteado en la revista Science que los rasgos que vemos como instintivos en los animales fueron en realidad aprendidos por sus antepasados.

En su artículo, Gene Robinson y Andrew Barron, de las universidades de Illinois y Mcquaire en Australia, sugieren que los comportamientos aprendidos por los antepasados terminaron en su ADN de alguna manera, convirtiéndolos en comportamientos instintivos en generaciones posteriores.

Ciertos comportamientos en algunos animales son instintivos, lo que significa que un animal determinado es capaz de hacer algo sin ser enseñado para ello. Los pájaros pueden volar y emigrar, por ejemplo, los peces pueden nadar, etc.

Pero ¿de dónde provienen estas habilidades innatas? Esa es la pregunta planteada por Robinson y Barron.

Sugieren que muchas, si no todas las habilidades innatas, surgen debido a un antepasado que aprende a hacer algo y de alguna manera pasa esa información a lo largo de su ADN.

Para reforzar su argumento, el par de investigadores alega en su artículo que se han observado cambios epigenéticos (influencias no genéticas en la expresión génica) en el laboratorio, un ratón expuesto a Vinclozolin, por ejemplo, experimenta cambios en su envase de ADN, cambios que pueden ser transmitidos durante tres generaciones.

Como otro ejemplo, señalan que las ratas de laboratorio enseñadas a reaccionar con más calma a los eventos de estrés terminan comportándose de manera que influyen en su descendencia, lo que a su vez hace que reaccionen con más calma a tales eventos, comportamiento que también se puede pasar a una tercera generación.

También sugieren que los comportamientos instintivos y aprendidos son gobernados probablemente por el mismo circuito neural, lo que significa que podría ser posible que los cambios epigenéticos podrían ser codificados en ADN en algunos casos, permitiendo que una respuesta aprendida se convierta en una respuesta instintiva en la descendencia y sus antepasados.

Estos científicos sugieren que tal forma de selección natural podría conducir a comportamientos que son adoptados en etapas cada vez más tempranas, hasta que aparecen como si estuvieran medio cableados en el cerebro, lo que sugiere que podrían exhibirla incluso antes de que un estímulo dado se hubiera encontrado.

Ellos reconocen fácilmente que no se ha encontrado aún un mecanismo de este tipo para convertir los cambios epigenéticos en cambios de ADN, pero la epigenética es todavía una ciencia joven y tal mecanismo todavía podría encontrarse.

jpe

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