Distintas variedades de papa -uno de los cultivos básicos más importantes del mundo- quedarán almacenadas a perpetuidad en las profundidades del hielo del Ártico, informó este jueves la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En un comunicado dijo que el director general del organismo, José Graziano da Silva, participó junto a científicos y delegaciones de Perú, Costa Rica y Noruega en la celebración de un acto que ayudará a preservar estos cultivos vitales para generaciones futuras.

La iniciativa tiene lugar en el Depósito Mundial de Semillas de Svalbard, una instalación situada en el permafrost (capa de hielo subterránea) al norte del Círculo Polar Ártico, que en la actualidad cuenta con más de 860 mil semillas de cultivos alimentarios de todo el mundo.

Su funcionamiento está financiado conjuntamente por el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos (Global Crop Diversity Trust) -cuya misión es conservar la diversidad de cultivos del planeta para la seguridad alimentaria de las generaciones actuales y futuras-, y el gobierno de Noruega.

Representantes de las comunidades indígenas andinas que colaboraron para establecer el Parque de la Papa, en Cuzco, Perú, depositaron 750 semillas de papa.

Estas semillas son el resultado de los proyectos de distribución de beneficios con el apoyo del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, de la FAO.

Los campesinos estuvieron acompañados por científicos del Centro de Investigación Agrícola de la Universidad de Costa Rica, que aportan también parientes silvestres de la papa a la colección de agrobiodiversidad más importante del mundo.

La FAO recordó que la papa se originó en los Andes de América del Sur. A través de los siglos, los agricultores andinos han cultivado más de dos mil variedades en todas las formas, colores y tamaños.

Además, hay docenas de parientes silvestres de la papa repartidos desde Uruguay a Arizona. La papa es ahora el tercer alimento más consumido en el mundo, proporcionando sustento a más de mil millones de personas.

Sin embargo, el cambio climático y enfermedades como el tizón de la papa -que causa pérdidas en este cultivo por valor de ocho mil 500 millones de dólares cada año solo en los países en desarrollo- representan un desafío importante para este recurso natural de incalculable valor, al igual que la modernización de la agricultura y los cambios en el uso de la tierra.

Según la FAO, en las últimas décadas se han perdido muchas variedades de papa, tanto para las comunidades andinas en las que se originaron, como para la humanidad en su conjunto.

En respuesta, una coalición de socios locales, regionales e internacionales unieron sus fuerzas para reintroducir variedades de papa sobre el terreno, y preservar estos recursos fitogenéticos vitales en bancos de germoplasma.

El Centro Internacional de la Papa (CIP) -con sede en Perú y que alberga la colección de variedades de papa más grande del mundo-, trabaja para preservar y reintroducir la diversidad de papas en colaboración con iniciativas locales y regionales en todo el mundo.

En colaboración con la Asociación ANDES-IIED y el Parque de la Papa, desde 2002 ha entregado más de 400 muestras de papas a las comunidades indígenas.

kal

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