En un terreno baldío asediado por el sol, cerca de la franja sur de India, un jardín de arbustos puntiagudos y delgados surcos verdes está creciendo contra todo pronóstico.

Las plantas se alimentan del agua salada y así hacen frente a la sequía y, posiblemente, puedan ofrecer una alternativa para tener cultivos agrícolas viables en un futuro poco halagador, en el que se pronostica que un aumento del nivel del mar inunde innumerables granjas costeras.

Este aumento, una de las consecuencias del cambio climático, ahora amenaza a millones de pobres agricultores a lo largo y ancho de Asia. Si el agua del océano inunda las parcelas de baja altitud, expertos dicen que muchas personas tendrán que verse obligados a desplazarse hacia el interior de las costas.

"Es difícil imaginar cómo vivirán los agricultores", dijo Tapas Pablo, quien como funcionario del Banco Mundial ayudó a canalizar hace una década unos 100 mil dólares para ayudar a construir un pequeño jardín en una ciudad pantanosa, dominada por las aguas salinas, en el estado sureño de Tamil Nadue. "Hay pocas opciones en lugares sujetos a inundación y a aumentos del nivel del mar".

Un equipo de científicos de la MS Swaminathan Research Foundation en la India está a la búsqueda de soluciones a lo que describen como una crisis agrícola que se ve venir rápidamente. Los cultivos de plantas tolerantes a la sal, cuidadosamente cultivados en pequeños surcos, conocidas como plantas halófitas, podrían ser parte de la respuesta.

Los científicos también están ensayando con otros enfoques: ajustes y cruzamientos genéticos de plantas usando medios convencionales para descubrir qué podría crecer e, incluso, florecer.

"El aumento en los niveles del mar es inevitable, y no estamos preparados", dijo Swaminathan, pionero en la creación de una variedad de trigo y arroz de alto rendimiento para la India en la década de 1960. "El problema más grande de la India es que la población es muy grande. Se puede decir la gente puede trasladarse, pero ¿en dónde podríamos acomodar a todos los que necesitan desplazarse hacia el interior?".

Para los agricultores, el agua salada es sinónimo de pérdida de cosechas. En tiempos de guerra, se echaban sal a los cultivos para propiciar el colapso social enemigo. E incluso desastres naturales como el tsunami asiático de 2004 dejaron innumerables parcelas improductivas durante años.

El cambio climático traerá fuertes tormentas y temperaturas cálidas en las aguas marinas y el deshielo de glaciares y zonas gélidas. Como resultado, se prevé un aumento de hasta 1 metro (3,2 pies) del nivel del mar en este siglo, según las últimas proyecciones científicas.

Chellammal, una agraciada ama de casa de 65 años que vive en el pueblo agrícola de Tamil Nadu, conoce muy bien la pesadilla de cultivar en una tierra contaminada con sal.

"Me costó mucho tiempo para que los cultivos crecieran y nada funcionó", dijo la mujer que sólo usa su nombre de pila, agachada en los campos de color rosa brillante. "Cada año empeoraba la situación hasta que al final no quedó nada" .

Luego de haber ahorrado durante décadas, la familia compró las tierras que poco después quedaron completamente estériles cuando una aldea vecina, hace unos cinco años, decidiera hacer un cultivo de camarón. El problema ocurrió cuando el agua salada del océano, usada en ese cultivo, se filtró a través de una canaleta pues los estanques de camarones no estaban construidos de manera correcta y el agua salada se filtró a los terrenos vecinos.

Los cultivos que se perdieron afectaron a 200 hogares de Tetakudi. Ahora, en esta vasta extensión tierra, florecen arbustos que toleran la sal, conocidos por los lugareños como "suaeda" que, junto con otros cultivos llamados "salicorna brachiata", son denominados "patas de pollo" .

Para los habitantes del pueblo, estos arbustos de color verde brillante son tan inservibles como la maleza y 12 familias empacaron sus pertenencias y se fueron del lugar.

Pero los científicos dicen que la suaeda es buena para la leña. Y que las especies de salicornia, que pueden tolerar casi el doble de la salinidad del agua de mar, tienen un enorme potencial como biocombustibles pues sus semillas contienen altas concentraciones de aceite.

El problema, sin embargo, en hacer que los cultivos sean rentables y productivos. Para que un cultivo sea trabajado a gran escala se deben desarrollar métodos de siembra y maquinaria de bajo costo. Luego, tendrían que construirse plantas de procesamiento, líneas de producción y salir a buscar los mercados. Nada de eso existe ahora.

Chellammal se muestra dubitativa, pero la idea le interesa.

"Si somos capaces de hacer dinero de lo que cultivamos, lo vamos a intentar. ¿Por qué no?", dice. "Tal vez no todo esté perdido".

kal

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses