De acuerdo con el boletín Esperanza de vida de los negocios del 18 de febrero del 2015 presentado por Inegi, se obtuvieron los siguientes resultados:

“Se advirtió que para el sector manufacturero casi siete de cada 10 negocios llegan con vida al cumplir el primer año. Para los sectores comercio y servicios privados no financieros este indicador se reduce a poco más de seis de cada 10 que ingresan a la actividad económica. En cuanto a la esperanza de vida al nacer, los negocios manufactureros son los que tienen más alto este indicador: bueve años y medio por vivir en promedio. Le siguen los servicios privados no financieros con ocho años. Los de mayor volatilidad son los comerciales con 6.6 años de vida. El promedio general de los tres sectores en conjunto se estima en 7.7 años de vida al nacer.”

También señala que: “la probabilidad de muerte es mayor conforme los negocios son más pequeños. Por ejemplo, en los de cero a dos personas ocupadas se encontró que cuatro de cada 10 negocios mueren durante el primer año de vida y su esperanza de vida al nacer es de casi siete años. Esta probabilidad decrece conforme las unidades económicas son más grandes y la esperanza de vida tiene un comportamiento creciente conforme aumenta el tamaño”.

Ante estas circunstancias cabe preguntarse: ¿qué se necesita para lograr larga y sólida vida a los negocios y que estos impulsen nuestra economía? Una posible respuesta es aprovechar el talento de los jóvenes emprendedores capaces de generar valor. El país los necesita, ya que desde hace años la economía mexicana no sobrepasa tasas de crecimiento reales del PIB del 3% anual. De acuerdo con el Semáforo Económico Nacional de México ¿Cómo vamos?, en el rubro de productividad nacional México ha caído de 0.4% en el primer trimestre de 2013 a -4.3% en julio de este año. En cuanto a la inversión como porcentaje del PIB ha tenido una tendencia a la baja, pues pasó de 25% en 2009 a 20.8% en el primer trimestre de 2015.

Surge entonces la siguiente pregunta: ¿qué acciones se deben tomar para darle impulso a economía mexicana? La respuesta está en impulsar el emprendimiento, entendido como aquella actividad encaminada a generar valor económico para la sociedad en su conjunto. Como lo menciona Munch (2010:255-256), los emprendedores son considerados como inventores que inician o fundan una empresa.

En la literatura sobre negocios se menciona que históricamente ha habido emprendedores que han impulsado el progreso tecnológico y el avance científico. Sin embargo, en un país con enormes desigualdades sociales y económicas cabe preguntarse: ¿qué tipo de emprendedores necesita el país? La respuesta es muy sencilla: emprendedores sociales, ya que sin progreso económico difícilmente podemos hablar de bienestar económico. Basta con apuntalar que en el último informe de Coneval dado a conocer en julio de este año llamado Medición de la pobreza en México y en las entidades federativas 2014 el porcentaje de la pobreza en México aumentó de 45.5% en 2012 a 46.2%, esto significa que pasó de 53.3 millones de mexicanos a 55.3 millones.

Con estos resultados y considerando la pobreza laboral (porcentaje de la población que no puede alimentarse con los ingresos laborales de su hogar), que se sitúa en 41.7%, el reto y compromiso para sacar adelante los enormes desafíos a que se enfrenta el país en materia de bienestar económico y social es con el emprendimiento social.

Recordemos que el emprendimiento social se define como un tipo de emprendedores que tienen como misión la creación de riqueza mezclada con fines sociales. Esto significa que busca emplear en sus negocios a personas excluidas por la sociedad para contribuir a reducir las desigualdades sociales y económicas. Según la Iniciativa del Emprendimiento Social de la Comisión Europea (2011:4), el fin principal de las empresas sociales es generar un impacto sobre la sociedad, el medio ambiente y la comunidad local.

En resumidas cuentas, mucha falta hacen en este país los emprendedores sociales para dar respuesta a una parte importante de la población que ha sido excluida por años del desarrollo y crecimiento económico. Para lograrlo se requiere del apoyo, por una parte, del gobierno para facilitar su expansión y, por otro lado, que las universidades impulsen el talento a través de la creación de incubadoras con enfoque social.

*Académico de la Universidad del Valle de México Campus Lomas Verdes

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